El académico Sergio Aguayo Quezada (Jalisco, 1947) se ha dado a la tarea de analizar México a través de la figura de su presidente, Enrique Peña Nieto, los poderes fácticos y la sociedad organizada. En su primer libro digital, Remolino, se pregunta hacia dónde va México y para hallar la respuesta considera imprescindible comprender antes un país "en apariencia muy confuso". “Entenderlo es el primer paso para transformarlo”, señala Aguayo sacando su vena activista.
"¿El PRI de Peña Nieto es lo que necesita el país o los problemas del país van a aplastar al presidente?", reflexiona Aguayo, investigador de El Colegio de México. "No tengo una respuesta definitiva. Es el drama del que seremos testigos usted y yo en los próximos años".
Aguayo charla sobre el futuro de su país desde la Universidad de Harvard, donde imparte, como profesor invitado, un curso sobre la violencia en la Cuenca del Caribe.
Respuesta. Él quiere pasar a la historia como tal pero todavía no lo logra. Va bien en algunos aspectos pero en otros no tanto. Es comoCarlos Salinas (presidente de México entre 1988 y 1994), se parecen mucho. Tienen un claro impulso de cambio, tienen una visión de futuro, pero al mismo tiempo tienen resistencias para llevar el cambio hasta sus últimas consecuencias. La apertura al mundo de Salinas suponía reducir el poder del Estado. Modernizaba, pero queriendo mantener el poder del PRI hasta que perdió el control. Nunca asumió lo que significaba el cambio; cabalgar sobre él requiere de un estadista que enfrente las fuerzas de la historia.
P. ¿Lo tenemos aquí?
R. En ese sentido, Peña Nieto es todavía un misterio. Mientras que Salinas llegó de hacer sus estudios en Harvard creyendo que tenía la fórmula, Peña Nieto llega deseoso de aprender. De hecho uno de los aspectos que me parecen más notables sobre su personalidad es su capacidad de aprender. Impresiona lo rápido que lo hace. ¿Será capaz de aprender lo que necesita para convertirse en estadista? No tengo respuesta.
P. Usted lo define como un político que boicotea en ocasiones su propio proyecto. Por ejemplo, nombrando a gente poco capacitada en algunas áreas de su Gobierno.
R. La evidencia da la razón. En seguridad tiene gente más capaz y obtiene mejores resultados, por ejemplo en Michoacán, pero en otros temas enfrenta problemas muy graves porque su equipo no está respondiendo. Aunque él sea muy organizado y dé la impresión de que está en todos lados -de hecho está en todos lados- el tiempo no le alcanza. Si corrige y empieza a mejorar su equipo y su entorno lo logrará. Hasta ahora está recurriendo a su viejo grupo del Estado de México (donde nació y se formó como político). He criticado la forma en la que llegó al cargo pero deseo que le vaya bien porque necesitamos enfrentar los problemas de desigualdad, corrupción e inseguridad que se están comiendo al país.
P. ¿Quién es entonces Peña Nieto?
R. Lo retratan como un títere de Televisa y Salinas. No lo es. Es un personaje extraordinariamente complejo. Cuando fui al Estado de México en 2011 (era entonces gobernador de esa región) pensé que probablemente ganaría las elecciones. Puede salir fatal su presidencia. Nuestro deber es estudiarla, analizarla y contarle a la gente lo que está pasando con estos cambios tan rápidos.
P. ¿Existe ese nuevo PRI del que tanto se habla?
R. Nunca ha existido un solo PRI. Siempre ha habido muchos. Ese fue su gran éxito en los 70 años que estuvo en el poder. Era diverso y representaba a muchos factores. No me creo que el PRI del Estado de México sea un nuevo PRI. Sí hay sectores del PRI que se han renovado. Peña Nieto es de la primera generación que creció lejos de Los Pinos (la residencia presidencial, dado que su partido estuvo fuera de ella 12 años, de 2000 a 2012) y es más flexible.
P. Hablando del Estado de México, el Gobierno ha lanzado un plan para rescatar esa región de 15 millones de habitantes de manos de la delincuencia. Allí gobernó Peña Nieto y a la vista está que los resultados no son muy buenos.
R. Lo que pasa en el Edomex es lógico. No estaba en el guión pero no es extraño que suceda. Si dejó gente inepta como su sucesora, estas cosas pasan. Hay gente muy inepta en ese Gobierno. Es lógico que se les meta el crimen organizado. Dicho esto, la paradoja es que el éxito de Peña Nieto en Michoacán es la erosión de la fortaleza mexiquense, a donde están yendo a parar muchos de los delincuentes.
P. ¿Cuál es la situación del activismo en México? ¿Se mueve mucho en redes sociales pero después eso no se traduce en un apoyo en la calle?
R. Depende de la región. Estamos en una etapa al alza de la movilización social y no solo por las redes sociales. Vámonos a los maestros contra la reforma educativa, las autodefensas, los vecinos que pelean el uso del suelo, los periodistas organizándose. Estamos incrementando la calidad y la cantidad de la protesta. Hay un conocimiento acumulado en el cuál los partidos están teniendo problemas para entenderlo. Cada región tiene sus propias peculiaridades. En Tamaulipas el activismo es digital porque la gente no puede salir a la calle por miedo. Hay otras como el DF donde hay más capital social y hay una movilización permanente. Lo que falta, y no creo que se vaya a dar pronto, son organizaciones nacionales.
P. ¿El PRI tiene más fácil controlar el país porque no existen organizaciones fuertes capaces de fiscalizarlo?
R. Lo tiene fácil porque es un organismo jerárquico, nacional, organizado en torno a un presidente. Y tiene enfrente a oposiciones diversas, atomizadas, mediocres, mezquinas. Con excepciones. Me refiero a los partidos. O corrompidas como el partido Verde (aliado al PRI) o el Panal (ligado al magisterio) o el Partido del Trabajo (de izquierda). Y las oposiciones ciudadanas no son suficientes para imponer toda la agenda. Eso explica en buena medida los éxitos que está teniendo el PRI de Peña Nieto. Ese es el gran mérito del presidente, haber construido una base de poder propio que no depende de nadie más.
P. ¿Considera que la izquierda es incapaz de hacerle frente? En su libro dice que le sorprende que pese al presupuesto que manejan los partidos opositores no hayan podido demostrar que el presidente, incluso antes de ser candidato, derrochara una cantidad extraordinaria de dinero en darse a conocer en televisión. Cantidades que violan la ley electoral.
R. La izquierda es incapaz de articular un discurso. El PRI tiene muy buenos equipos. Les sobra el dinero. Como votante de la izquierda es una decepción observar la ineficiencia de la izquierda mexicana. Como institución, igual. ¿Para qué quieren tanto dinero? Terminan compitiendo contra el PRI en el terreno del PRI, que es la compra de votos. Nunca le van a ganar en eso. Jamás.
P. ¿La sociedad civil mexicana está preparada para liderar un cambio?
R. Algunos de los grandes cambios en México se deben a la sociedad organizada, no a los partidos. Toman el liderazgo para desencadenar los cambios, no para hacerlos. La sociedad está para impulsarlos. La sociedad no está en el Congreso, pero sí puede imponer transformaciones como lo ha hecho en derechos humanos, medioambiente, transparencia… todo viene de la sociedad. Cuando oigo mensajes pesimistas no los comparto. La clase política se da cuenta de que la crisis es grave, que no se va a corregir, necesitan de la sociedad, y cuando esta lo tiene claro, hay que afinar la agenda y ser muy precisos en lo que se quiere. Así sí habrá cambios. Por eso soy optimista.
EL PAIS