Científicos japoneses descubrieron que comer mandarinas podría reducir el riesgo de desarrollar cáncer hepático. Asimismo, evitaría el endurecimiento de las arterias y la resistencia a la insulina.
La vitamina A conocido como 'carotenoides' el cual otorga a la fruta el color anaranjado, produce un efecto antioxidante, que puede tener una función anticancerígeno, indicaron los especialistas.
Los investigadores del Instituto Nacional de Ciencias de Árboles Frutales, examinaron más de a 1.000 personas en la ciudad japonesa de Mikkabi, que comieron un alto número de mandarinas.
Primero, descubrieron que comer mandarinas reduce el riesgo de enfermedad hepática, endurecimiento de las arterias y resistencia a la insulina. Y luego se encontró que tomar el jugo de la fruta reduce el riesgo de que los pacientes con hepatitis viral crónica desarrollen cáncer de hígado.
En las muestras de sangre de la población los investigadores descubrieron marcadores químicos relacionados a un menor riesgo de desarrollar varios trastornos graves.
Igualmente, otro estudio desarrollado por un equipo de la Universidad Prefectural de Medicina de Kyoto que analizó a 30 pacientes con hepatitis virósico que durante un año habían consumido una bebida diaria que contenía carotenoides y jugo de mandarina.
Luego de haber transcurrido un año, el grupo no se desarrolló ningún cáncer hepático, confrontado con una tasa de 8,9% entre un grupo de 45 pacientes con la misma enfermedad que no había tomado la bebida.
Tesis rebatible
Entre tanto, los científicos remarcan que con sólo 75 pacientes, el estudio es muy precario aún para ser irrebatible con respecto a la relación entre las mandarinas y el cáncer. Pero, los expertos japoneses aseguraron que seguirán investigando durante un periodo de cinco años más.
AGENCIAS