Las autoridades chinas han condenado a entre 12 y 18 meses de cárcel a ocho mujeres que pedían compensación por haber sido torturadas en un campo de reeducación hace años, una de las cárceles extrajudiciales en las que fueron ingresadas por denunciar una negligencia médica o un desahucio ilegal.
Según confirmó a Efe el investigador de Chinese Human Rights Defenders (CHRD) David Zhao, las mujeres fueron arrestadas en abril y procesadas en mayo en la provincia de Liaoning -norte- acusadas de "crear disturbios" después de demandar al Gobierno chino una compensación por el maltrato que sufrieron.
Se trata de un grupo de mujeres, algunas ya de avanzada edad, que pasaron épocas de hasta 3 años en el campo de reeducación femenino de Masanjia, conocido en el país asiático por las graves torturas que allí se cometieron, tanto psicológicas como físicas.
Entre ellas se encuentra Shi Junmei, quien fue apresada después de que viajara hasta Pekín e intentara entregar un sobre con sus peticiones en la residencia donde habitan los líderes en la capital china.
"Asesinaron a su hija y un funcionario del Buró de Policía sacó todo el dinero que tiene en su cuenta. Empezó a pedir explicaciones, y así es como acabó en Masanjia", explicó a Efe Gai Fengzheng, otra de las mujeres que sigue reclamando justicia tras haber sido encerrada en este campo de reeducación.
Las autoridades también apresaron a Gai en mayo, pero la liberaron al estar enferma de cáncer.
Las víctimas de campos de reeducación, abolidos por el Gobierno chino el pasado año, son vulnerables al abuso de las autoridades si siguen buscando justicia tras su liberación y son habitualmente encerradas o "devueltas" a su provincia de origen cuando tratan de reclamar, según denuncian organizaciones de derechos humanos.
Ahora, y a pesar del fin de estos campos -cárceles donde las autoridades podían encerrar hasta un máximo de tres años a cualquier persona sin necesidad de juicio- el régimen sigue apresando sin procesos judiciales en otros centros a mujeres como las de Masanjia o disidentes, según alertan grupos de derechos humanos.
Según confirmó a Efe el investigador de Chinese Human Rights Defenders (CHRD) David Zhao, las mujeres fueron arrestadas en abril y procesadas en mayo en la provincia de Liaoning -norte- acusadas de "crear disturbios" después de demandar al Gobierno chino una compensación por el maltrato que sufrieron.
Se trata de un grupo de mujeres, algunas ya de avanzada edad, que pasaron épocas de hasta 3 años en el campo de reeducación femenino de Masanjia, conocido en el país asiático por las graves torturas que allí se cometieron, tanto psicológicas como físicas.
Entre ellas se encuentra Shi Junmei, quien fue apresada después de que viajara hasta Pekín e intentara entregar un sobre con sus peticiones en la residencia donde habitan los líderes en la capital china.
"Asesinaron a su hija y un funcionario del Buró de Policía sacó todo el dinero que tiene en su cuenta. Empezó a pedir explicaciones, y así es como acabó en Masanjia", explicó a Efe Gai Fengzheng, otra de las mujeres que sigue reclamando justicia tras haber sido encerrada en este campo de reeducación.
Las autoridades también apresaron a Gai en mayo, pero la liberaron al estar enferma de cáncer.
Las víctimas de campos de reeducación, abolidos por el Gobierno chino el pasado año, son vulnerables al abuso de las autoridades si siguen buscando justicia tras su liberación y son habitualmente encerradas o "devueltas" a su provincia de origen cuando tratan de reclamar, según denuncian organizaciones de derechos humanos.
Ahora, y a pesar del fin de estos campos -cárceles donde las autoridades podían encerrar hasta un máximo de tres años a cualquier persona sin necesidad de juicio- el régimen sigue apresando sin procesos judiciales en otros centros a mujeres como las de Masanjia o disidentes, según alertan grupos de derechos humanos.