El rodillazo que envió al astro del fútbol brasileño directo al hospital hará que se pierda el resto de la Copa del Mundo y posiblemente, la mitad de su campaña con el equipo culé.
El bautizo fue de parte de Zúñiga, en el minuto 86 y lo peor es que la jugada ni siquiera fue sancionada para sellar con broche de oro el vergonzoso arbitraje de Carballo.