Lo bueno, lo malo y lo feo de Dark Souls II
Demon’s Souls y Dark Souls me parecían juegos
lejanos, títulos que -por prejuicio- nunca quise probar. Me dijeron que
era frustrante jugarlos, que eran demasiado complicados, que morías y
morías. Así que nunca me digné jugarlos. Hoy me arrepiento.
Así, hace unas semanas, llegó a mis manos Dark Souls II
(From Software) y -mis amigos no me dejarán mentir- hasta miedo tenía de
meter el disco en la consola (lo jugué en PlayStation 3). Pregunté a
varios cómo jugar, qué es lo que tengo que hacer para no frustrarme y
casi empiezo a ver guías en YouTube.
Sin embargo, un buen camarada gamer me recomendó que no haga caso a
los consejos de los demás, que aborde el juego como lo que es, un reto
complicado pero no imposible. Y así fue. Fueron las semanas más intensas
frente al televisor en años. Fue toda una experiencia.
Lo bueno
Dark Souls II es un Action RPG en el que debemos cuidar cada
paso que demos. Es un juego que no menosprecia al gamer y tampoco quiere
que el gamer lo menosprecie. Es un reto, un reto difícil, pero
accesible.
En un primer momento, deberemos elegir qué tipo de personaje queremos
controlar, teniendo desde un fuerte pero lento gladiador hasta un débil
pero ágil mago. Las opciones son muchas y ya dependerá de cada uno
saber encontrar su mejor estilo de pelea.
Como experiencia personal, les contaré que al primer intento
seleccioné a un poderoso gladiador, pero a la hora de juego tiré la
toalla, al descubrir que lo mío es atacar y esquivar con agilidad. Eso
me pareció genial, ya que apuesto que cada jugador encuentra su mejor
manera de afrontar esta aventura.
Esto no quiere decir que no podamos desarrollar personajes híbridos,
con fuerza y magia, o con agilidad y capacidad de portar un arma pesada.
Pero debemos tener en cuenta que cargar mucho peso nos quita agilidad,
aunque tener agilidad nos garantiza una muerte segura a los pocos
golpes.
Desde los primeros compases aprenderemos -a la mala- que Dark Souls II
no es un juego que se pasa machacando botones. Hay que saber
administrar nuestra energía, buscar un momento adecuado para beber
pócimas de vida, esquivar los golpes enemigos con sabiduría y, sobre
todo, nunca pensar que podemos darle un golpe de más a nuestro enemigo.
Acá me permito hablar de la tan mentada dificultad del juego. Es
complicado. Morirás muchas veces (de hecho te dan un trofeo al morir por
primera vez), pero como dicen por ahí siempre que mueras terminarás con
la sensación que fue tu culpa, que cometiste un error y eso se paga
caro en Dark Souls II.
Sin duda, el juego se hace difícil, pero la curva de aprendizaje es
bondadosa con quienes tienen un primer contacto con la saga, como este
servidor. Ojo, no es un camino de rosas, pero el verdadero reto -en mi
opinión- lo encontrarán pasada la mitad de la campaña.
El universo Dark Souls II me pareció genial. La historia
detrás del juego es profunda, amplísima y, según amigos, hay referencias
con el anterior título que solo quienes lo han jugado sabrán reconocer.
Eso sí, no es necesario haber jugado el primer Dark Souls para entender lo que pasa.
Algo único en el juego es que su historia no está contada a través de
cinemáticas o con un narrador diciéndonos en todo momento qué pasa.
Tenemos que detenemos a escuchar a los NPC, conocer sus historias, leer
cuanto texto encontremos o simplemente ver las descripciones de los
objetos que vamos encontrando.
Eso sí, lamentablemente esto requiere compromiso del jugador. Muchos
seguramente dirán que el juego no tiene historia o que no entendieron el
final, precisamente porque se basan en cinemáticas o en lo poco que nos
puede decir la introducción. Como me dijo un amigo, Dark Souls II se puede pasar casi sin conocer la historia, solo por el mero hecho de pasar. Raro, ¿no?
La historia de Dark Souls II se desarrolla en Drangleic, un
territorio amplísimo que particularmente disfruté recorrer una y otra
vez. Nuestro centro de operaciones, por así decirlo, será Majula, donde
podremos reabastecernos de artículos, mejorar nuestras armas, aprender
magias, reparar nuestra armadura y hasta revisar el mapa. Desde acá y a
través de un correcto sistema de hogueras podremos ir y venir por todos
los lugares del reino.
De más está decir que Dark Souls II es un juego amplísimo,
que nos demandará muchísimas horas de juego efectivo. En mi experiencia
personal, les puedo decir que pasar la campaña me demandó casi 90 horas
de juego y, pese a ello, siento que me faltaron visitar zonas del mapa.
Así de grande es el universo de Dark Souls II.
Aún tengo la banda sonora del juego en la mente. Es genial, con
cuotas épicas durante los enfrentamientos con los jefes finales. Pero
también la música juega con nuestra tensión, con notas bajas o silencios
incómodos que nos dejan la sensación de indefensión ante un enemigo aún
por conocer.
El apartado artístico de Dark Souls II es sobrecogedor,
invitándonos a recorrer un mundo medieval fantástico, con edificaciones
inmensas y enemigos colosales. El diseño de los escenarios, tan variados
y bellos, así como los enemigos, algunos elegantes otros grotescos,
tienen una marca indeleble que seguramente recordarán por muchos años.
Finalmente, quisiera hablar sobre el sistema online de Dark Souls II,
tan propio, tan divertido, tan… injusto por momentos. El convocar y ser
convocado para enfrentar enemigos fuertes es solo parte de esta
experiencia, que se ve enriquecida por invasiones, venganzas y arenas
para enfrentamientos uno contra uno. Todo esto coadyuva para que la
experiencia Dark Souls II se extienda todavía mucho más.
Lo malo
Realmente son pocas las cosas negativas que encontré en este juego, tal vez por lo sólido de su propuesta jugable. Sin embargo, hay algunas cosas que se pueden mejorar en una eventual secuela.
Realmente son pocas las cosas negativas que encontré en este juego, tal vez por lo sólido de su propuesta jugable. Sin embargo, hay algunas cosas que se pueden mejorar en una eventual secuela.
Por ejemplo, a nivel gráfico, el juego ha evolucionado poco o nada
respecto a sus predecesores, con texturas algo plana, dientes de sierra
muy evidentes y una carga poligonal algo discreta. La iluminación
también es bastante mejorable.
Entre los problemas técnicos que encontré estuvo el incómodo tearing,
sobre todo en momentos en los que hay muchos elementos en pantalla.
Además, me he topado con decenas de enemigos que atraviesan paredes,
escaleras, muros.
Amigos que han jugado la versión para PC -que salió tiempo después-
me dicen que la experiencia es muy superior respecto a Xbox 360 y
PlayStation 3. Esto no hace más que evidenciar que las queridas consolas
de pasada generación ya están jugando los descuentos.
Respecto al juego en sí, noté algo que podría ser visto como algo
bueno o malo, dependiendo de la experiencia de cada jugador. Para mí,
merece ser mencionar en esta sección. Se trata de la desaparición de
enemigos cuando acabamos con ellos un número determinado de veces.
Me explico. Resulta que uno puede pasar y repasar secciones del juego
enfrentando a los mismos enemigos, algo que se puede aprovechar para
‘farmear’ y, así, subir de nivel. Para evitar esto, en Dark Souls 2
estos enemigos desaparecen luego que realicemos esto varias veces.
Si bien se evita el ‘farmeo’ excesivo, creo que esto complota contra
el espíritu de la franquicia, ya que alguien pude optar por pasar y
repasar una zona para liberarla de enemigos y, así, tener un paso libre
hasta el jefe del lugar. Cuestión de perspectivas.
Las fases de plataformas me parecieron bastante molestas. Llegué a la
conclusión de que estas secciones no eran difíciles sino mal
estructuradas, provocando muertes tontas o innecesarias. Un caso puntual
lo encontré en Iron Keep, donde morí más veces en el clásico ‘ensayo y
error’ que ante los enemigos del lugar.
Lo feo
Desierto. No hay nada en el juego como para colocar en esta sección. Ni siquiera el arribo de más contenido vía DLC hace que me incomode sobremanera. La experiencia es tan intensa que gustosamente pagaría unos dólares más por las venideras expansiones.
Desierto. No hay nada en el juego como para colocar en esta sección. Ni siquiera el arribo de más contenido vía DLC hace que me incomode sobremanera. La experiencia es tan intensa que gustosamente pagaría unos dólares más por las venideras expansiones.
Conclusión: Dark Souls II no solo es candidato a
juego del año, sino -en mi humilde opinión- a juego de la generación.
Es un título profundo, adictivo, divertido, un reto recomendable para
todo gamer que quiere vivir una experiencia distinta. La satisfacción
del jefe derrotado, la alegría de ver una hoguera cerca, la
desesperación de sentirte solo en una tierra extraña. Definitivamente,
son recuerdos que tendré en la mente por años. Cien por ciento
recomendado.
FC RPP