EFE).- Gustavo Dudamel, director de la orquesta Filarmónica de Los Ángeles, se estrena como compositor de música para cine con “The Liberator”, un paso en su carrera que llegó de forma natural gracias a la “relación fraternal” que mantiene con el director de la cinta, su compatriota Alberto Arvelo.
“Vivo por la música y para la música, no vivo de la música. Es un concepto muy distinto”, es la reflexión del venezolano hacia el final de una entrevista con Efe sobre su debut cinematográfico.
Su llegada a la Filarmónica de la ciudad californiana en 2009 hacía presagiar que en algún momento probaría suerte en el séptimo arte, pero lejos de embarcarse en una gran producción de Hollywood, se decantó por una coproducción hispano-venezolana sobre la histórica figura de Simón Bolívar.
Y lo hizo porque a sus mandos se encontraba Arvelo, alguien a quien Dudamel considera como un hermano.
“Tuve propuestas antes”, confesó. “Esto, simplemente, llegó. No fue algo que buscase. Yo soy director. La gente, en cierto modo, entiende que también puedes ser compositor. Pero yo a todos les digo que dirijo, no compongo. De niño sí lo hice. Escribía muchas cosas. Algunas interesantes, otras muy malas. Era una práctica. Espero que toda esa música esté perdida, honestamente”, añadió.
“Beto quería que fuera el asesor musical de la película. Así comencé. Solemos reunirnos en su casa en la montaña para desconectar, hablar, leer… Somos amantes de Borges. Él me metió en su mundo. Mi mujer también, aunque ella es más de los mexicanos como Octavio Paz o Jaime Sabines. Esa relación intelectual y artística ha sido muy importante para mí”, declaró.Arvelo y Dudamel poseen una conexión especial. Han trabajado previamente en el documental “Dudamel: el sonido de los niños”, aunque Arvelo ya había fijado su atención en el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (conocido como “El Sistema”), del que formó parte, en la obra “Tocar y luchar”.
También colaboraron en el Festival “Americas & Americans”, donde mañana, jueves, verá en el Hollywood Bowl compartir escenario a Dudamel con el argentino Gustavo Santaolalla.
Allí el público podrá escuchar por primera vez una suite de la banda sonora de “The Liberator”, que llegará a las salas estadounidenses el 3 de octubre.
“No hubo una razón profesional para hacerlo. Beto pasó años investigando sobre la vida de Bolívar, así que intercambiamos muchas ideas. Recuerdo que mi esposa estaba embarazada, nació mi hijo y cancelé muchas cosas. Estando en mi casa, me puse al piano con el guión de la película y comencé a escribir. La imagen que tuve fue todo lo que necesité”, declaró.
En ese momento, se levanta como una exhalación del sofá que posee en su camerino, situado en las entrañas del Hollywood Bowl, y comienza a tocar al piano las notas de la primera pieza que siempre tuvo en su cabeza antes incluso de que Arvelo comenzara a rodar.
Es un sonido grave y tenebroso que desemboca en sonidos épicos y monumentales con los que desarrolla los recovecos de la historia.
“El tema apareció de la nada”, confesó. “De una sola nota se fue desarrollando todo. Todo nace de una cosa muy simple. Fue un gran consejo de John Williams y Bill Ross. Yo quería plasmar todo mi conocimiento musical y sinfónico allí. Y me dijeron: con un motivo puedes hacer una película. Eso se me quedó grabado. De una sola nota nace todo de forma natural”, agregó.
Para él, un director de orquesta sumergido en las piezas de otros compositores, el poder recrear una obra de arte“no es pintarla”.Dudamel se inspiró en Ennio Morricone (cita “La Misión” como una de sus películas favoritas, también la preferida de Arvelo) y en el Aaron Copland de “Fanfarria para el hombre común”, aunque “con otra orquestación, otra armonía y siendo más oscura”.
“Todos los días sientes que está viva y tienes la oportunidad de tocarla“, aseguró. Por ello, siente especial orgullo de haber formado parte de “ese momento mágico de la creación”.
La banda sonora del filme se grabó con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, con la Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar y en la sala Simón Bolívar, ubicada en el Centro de Acción Social por la Música (Caracas).
“Lo hablábamos mientras grabábamos: ¡es que Bolívar nos puso aquí!“, afirmó Dudamel, de 33 años.
“Estábamos sumergidos en Bolívar. Todos nos sentíamos un poco Bolívar durante la grabación. Por eso la película tiene ese toque especial. Fue hecha con tanta convicción que eso se siente. Fue un huracán apasionado”, declaró.