La ONU denunció la muerte de más de 1.500 personas en junio pasado en Irak, al tiempo que acusó a los yihadistas del Estado Islámico (EI) y a las fuerzas iraquíes de haber cometido violaciones de derechos humanos durante el conflicto.
Según un informe de la misión de asistencia de este organismo en Irak y de su oficina de Derechos Humanos, en junio murieron 1.531 personas y 1.763 resultaron heridas.
Alrededor de 1,2 millones de civiles se vieron obligados a desplazarse dentro del país para huir de la violencia, de los que 600.000 lo hicieron desde principios de junio.
El informe, que recoge abusos registrados entre el 5 de junio y el 5 de julio, señala que algunas violaciones del EI se podrían catalogar como crímenes de guerra y contra la humanidad.
Los documentos revelan "las duras condiciones y el sufrimiento" que se ha impuesto a la población civil con "asesinatos a gran escala, heridas y destrucción de propiedades".
"El Estado Islámico y grupos armados asociados han llevado a cabo ataques de forma sistemática contra civiles e infraestructuras civiles con la intención de matar y herir al máximo número de personas", afirma la ONU, que cita entre los lugares atacados mercados, restaurantes, tiendas, escuelas o templos.
Además, han cometido operaciones militares contra civiles de forma "desproporcionada", el reclutamiento de menores por la fuerza y secuestros y ataques contra figuras políticas y religiosas, minorías, extranjeros y civiles en general.
Las Naciones Unidas también acusan a las fuerzas gubernamentales iraquíes de realizar ejecuciones sumarias o extrajudiciales de prisioneros y detenidos, que también podrían considerarse crímenes de guerra.
El informe expresa dudas sobre el cumplimiento por las autoridades del principio de "distinción y proporcionalidad" para proteger a los civiles durante las hostilidades.
Según un informe de la misión de asistencia de este organismo en Irak y de su oficina de Derechos Humanos, en junio murieron 1.531 personas y 1.763 resultaron heridas.
Alrededor de 1,2 millones de civiles se vieron obligados a desplazarse dentro del país para huir de la violencia, de los que 600.000 lo hicieron desde principios de junio.
El informe, que recoge abusos registrados entre el 5 de junio y el 5 de julio, señala que algunas violaciones del EI se podrían catalogar como crímenes de guerra y contra la humanidad.
Los documentos revelan "las duras condiciones y el sufrimiento" que se ha impuesto a la población civil con "asesinatos a gran escala, heridas y destrucción de propiedades".
"El Estado Islámico y grupos armados asociados han llevado a cabo ataques de forma sistemática contra civiles e infraestructuras civiles con la intención de matar y herir al máximo número de personas", afirma la ONU, que cita entre los lugares atacados mercados, restaurantes, tiendas, escuelas o templos.
Además, han cometido operaciones militares contra civiles de forma "desproporcionada", el reclutamiento de menores por la fuerza y secuestros y ataques contra figuras políticas y religiosas, minorías, extranjeros y civiles en general.
Las Naciones Unidas también acusan a las fuerzas gubernamentales iraquíes de realizar ejecuciones sumarias o extrajudiciales de prisioneros y detenidos, que también podrían considerarse crímenes de guerra.
El informe expresa dudas sobre el cumplimiento por las autoridades del principio de "distinción y proporcionalidad" para proteger a los civiles durante las hostilidades.