El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó unánimemente este miércoles la resolución 2191 que prolonga un año su autorización para que sus convoyes entren a Siria, sin consentimiento del gobierno de Bashar Assad, para entregar ayuda humanitaria en áreas controladas por los rebeldes, a través de las fronteras con Turquía, Iraq y Jordania.
Según la ONU, en torno a 12,2 millones de sirios necesitan ayuda con urgencia, un aumento de casi 3 millones en apenas 10 meses. El embajador de Australia ante la ONU, Gary Quinlan, señaló que, en la actualidad, más de una quinta parte de los más de 50 millones de desplazados en el mundo se encuentran en Siria.
El nuevo texto, respaldado por Australia, Jordania y Luxemburgo, renueva hasta el 10 de enero de 2016 las disposiciones de la resolución 2165, adoptada por el Consejo el pasado 14 de julio y que marcaba la primera vez en que las necesidades humanitarias se imponían a la soberanía de una nación.
El Consejo expresó su profunda preocupación ante los obstáculos que continúan oponiéndose a la entrega de ayuda humanitaria y exigió que los beligerantes, en especial las autoridades sirias, respeten sus obligaciones respecto a las leyes humanitarias internacionales.
Tras la aprobación de la resolución, en declaraciones a la prensa, el embajador de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, dijo que sus colegas embajadores estaban mintiendo cuando acusaron al gobierno sirio de no cooperar con los esfuerzos de asistencia.
"Hemos escuchado de demasiados funcionarios de alto nivel de la ONU en Damasco una versión totalmente diferente de los hechos. Todas aseguran, y confirmaron a mi gobierno, que no pudieron entregar la ayuda humanitaria a través de las fronteras no porque el gobierno sirio esté obstaculizando estos convoyes sino por la actividad de los grupos terroristas", dijo.
Según cifras de la ONU, el conflicto sirio ya se ha cobrado la vida de más de 200.000 personas.