La canciller alemana Angela Merkel visitó hoy al papa Francisco y durante el encuentro, que se desarrolló en un clima de cordialidad, le ofreció una donación económica destinada a los hijos de refugiados.
El encuentro, de más de cuarenta minutos, se desarrolló en el palacio apostólico.
Durante el mismo y en vista de la próxima cumbre del G7, que tendrá lugar en Elmau (Alemania) el 7 y 8 de junio, ambos líderes abordaron con "dedicada atención" algunas cuestiones de carácter internacional, informó el portavoz vaticano Federico Lombardi.
Entre los temas que surgieron en la conversación privada entre Francisco y Merkel estuvieron la lucha contra la pobreza y el hambre, la trata de seres humanos y los derechos de las mujeres, los retos de la salud global y el cuidado del medioambiente.
También examinaron los derechos humanos y de la libertad religiosa en algunas partes del mundo, y coincidieron en la importancia "de los valores espirituales para la cohesión social", explicó Lombardi.
Por último se detuvieron en la situación de Europa y compartieron la voluntad de alcanzar "una solución pacífica" del conflicto en Ucrania.
En el tradicional intercambio de presentes, Merkel, hija de un pastor luterano, ofreció al pontífice un sobre con una suma de dinero sin especificar y que, según dijo, quería que fuera destinada a los hijos de los refugiados.
También le hizo entrega de un conjunto de discos del compositor alemán y protestante Johann Sebastian Bach (1685-1750) y de un libro sobre vacunaciones en La India.
El pontífice respondió con un "danke" (gracias en alemán) pero prosiguió hablando con ella en italiano y con ayuda de un intérprete.
Como es habitual, Francisco regaló a la mandataria alemana la medalla de su pontificado, que cuenta con una representación en la parte superior de San Martín compartiendo su manto con un pobre.
Bergoglio le explicó que le gusta regalarla porque siente que San Martín cubre y protege a los pueblos y la canciller respondió que "nosotros intentamos hacerlo lo mejor posible".
Además le ofreció su exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" (2013) traducida al alemán, lo que provocó la sorpresa de la mandataria que, entre risas, dijo que "la leerá".
La de este sábado fue la segunda audiencia privada que mantienen, además del saludo que intercambiaron en la ceremonia de inicio de pontificado de Bergoglio.
El séquito que acompañó a Merkel en su visita al papa estuvo compuesto por trece miembros, entre ellos su portavoz Steffen Seibert y la embajadora alemana ante el Vaticano, Annette Schavan.
Acto seguido la líder alemana se reunió durante más de una hora con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolín, y con el responsable de Relaciones con los Estados Paul Richard Gallagher.
Merkel abandonó el Vaticano pasado el mediodía y se dirigió al barrio romano de Trastevere, donde tiene su sede la Comunidad Sant'Egidio, especialista en la mediación de conflictos bélicos y políticos, para reunirse con su fundador, Andrea Riccardi.
El encuentro, de más de cuarenta minutos, se desarrolló en el palacio apostólico.
Durante el mismo y en vista de la próxima cumbre del G7, que tendrá lugar en Elmau (Alemania) el 7 y 8 de junio, ambos líderes abordaron con "dedicada atención" algunas cuestiones de carácter internacional, informó el portavoz vaticano Federico Lombardi.
Entre los temas que surgieron en la conversación privada entre Francisco y Merkel estuvieron la lucha contra la pobreza y el hambre, la trata de seres humanos y los derechos de las mujeres, los retos de la salud global y el cuidado del medioambiente.
También examinaron los derechos humanos y de la libertad religiosa en algunas partes del mundo, y coincidieron en la importancia "de los valores espirituales para la cohesión social", explicó Lombardi.
Por último se detuvieron en la situación de Europa y compartieron la voluntad de alcanzar "una solución pacífica" del conflicto en Ucrania.
En el tradicional intercambio de presentes, Merkel, hija de un pastor luterano, ofreció al pontífice un sobre con una suma de dinero sin especificar y que, según dijo, quería que fuera destinada a los hijos de los refugiados.
También le hizo entrega de un conjunto de discos del compositor alemán y protestante Johann Sebastian Bach (1685-1750) y de un libro sobre vacunaciones en La India.
El pontífice respondió con un "danke" (gracias en alemán) pero prosiguió hablando con ella en italiano y con ayuda de un intérprete.
Como es habitual, Francisco regaló a la mandataria alemana la medalla de su pontificado, que cuenta con una representación en la parte superior de San Martín compartiendo su manto con un pobre.
Bergoglio le explicó que le gusta regalarla porque siente que San Martín cubre y protege a los pueblos y la canciller respondió que "nosotros intentamos hacerlo lo mejor posible".
Además le ofreció su exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" (2013) traducida al alemán, lo que provocó la sorpresa de la mandataria que, entre risas, dijo que "la leerá".
La de este sábado fue la segunda audiencia privada que mantienen, además del saludo que intercambiaron en la ceremonia de inicio de pontificado de Bergoglio.
El séquito que acompañó a Merkel en su visita al papa estuvo compuesto por trece miembros, entre ellos su portavoz Steffen Seibert y la embajadora alemana ante el Vaticano, Annette Schavan.
Acto seguido la líder alemana se reunió durante más de una hora con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolín, y con el responsable de Relaciones con los Estados Paul Richard Gallagher.
Merkel abandonó el Vaticano pasado el mediodía y se dirigió al barrio romano de Trastevere, donde tiene su sede la Comunidad Sant'Egidio, especialista en la mediación de conflictos bélicos y políticos, para reunirse con su fundador, Andrea Riccardi.
EFE