Jóvenes armenios quemaron hoy una bandera turca al comienzo de una multitudinaria marcha de antorchas celebrada en memoria del millón y medio de víctimas del genocidio armenio, cometido hace un siglo por el Imperio Otomano.
Al comienzo del acto, que debía poner fin a los eventos del centenario del genocidio, un grupo de jóvenes desplegó una gran bandera de Turquía y le prendió fuego entre el júbilo de los presentes en la céntrica Plaza de la Revolución de la capital armenia.
Los organizadores de la acción, el ala juvenil del partido nacionalista opositor Federación Revolucionaria Armenia, respondieron así a la negativa de Turquía de reconocer hoy las matanzas de armenios entre 1915 y 1923 como genocidio.
Seguidamente, esos activistas, encabezados por 500 portadores de antorchas, comenzaron pasadas las 22:00 hora local la marcha con destino al complejo memorial de Tsitsernakaberd, situada en una colina a las afueras de Ereván.
Pese al inusual frío reinante para ésta época del año en Armenia, miles de personas toman parte en la marcha, en la que los participantes portan una bandera armenia de 30 metros de largo y las banderas de todos los países que reconocen el genocidio armenio.
A su llegada al memorial, serán encendidas 10.000 velas en memoria de las víctimas del primer genocidio del siglo XX, como lo definió recientemente en un sermón el papa Francisco, lo que desató las iras de Turquía.
El 24 de abril de 1915 comenzó "uno de los crímenes más graves del siglo XX", en el que "en torno a millón y medio de seres humanos fueron exterminados solo por ser armenios", denunció hoy el presidente armenio, Serge Sargsián, durante la ceremonia solemne que conmemoraba el centenario del genocidio.
Descendientes de las víctimas del genocidio, acompañados por los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Francia, Francois Hollande, y el armenio más universal, el cantante Charles Aznavour, asistieron al acto.
Esa ceremonia oficial dio paso a una peregrinación de decenas de miles de armenios que subieron durante todo el día a pie la colina para depositar flores ante la llama eterna, que mantiene vivo el recuerdo de los mártires del genocidio canonizados ayer por la Iglesia Apostólica Armenia.
"Muerte a los turcos", se oyó en varias ocasiones en boca de hombres que se desgañitaban entre la multitud, que no se hizo eco de ese llamamiento.
Hollande, cuyo país acoge también una importante e influyente comunidad armenia, no dudó en aprovechar la ocasión para pedirle a Turquía que reconozca el genocidio cometido durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en la que los turcos se aliaron con Alemania.
Turquía también conmemoró el centenario del genocidio y su presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan, expresó sus condolencias a "los hijos y nietos" de los armenios masacrados bajo el Imperio Otomano.
Erdogan subrayó que "comparte de forma genuina el dolor" de los armenios, pero se limitó a describir el genocidio armenio como "tristes acontecimientos" acontecidos en el marco "de la Primera Guerra Mundial".
EFE