El cava corrió en el avión de vuelta del Barça
En un Barça hambriento de títulos, el pasaporte para la final de Berlín en puertas de un posible alirón liguero si no hay huelga desató la alegría en el viaje de regreso a Barcelona desde Múnich. La foto que se hizo toda la plantilla esta vez embutida en tres metros cuadrados en la cola de la jardinera antes de subir al avión, con los jugadores subidos unos a otros, es ya un clásico e imagen de una piña que tiene el triplete a tres triunfos. "Señoras y señores, a Berlín con la family!!!", tuiteó Rafinha.
En la terminal bávara, Josep Maria Bartomeu no dejaba de atender llamadas de felicitación por su primera final como presidente antes de que corriera el cava incluso antes de despegar. Eso sí, el brindis en las primeras filas, con junta, técnicos y jugadores, fue contenido a la espera de rematar la faena el 6 de junio.
Aunque la expedición aterrizó en El Prat rozando las tres de la madrugada, casi nadie echó una cabezadita. Todos los que viajaron con familiares quisieron compartir el billete a Berlín. Piqué se pasó más de media hora en la parte central del avión charlando con sus padres, Joan y Monserrat, y su hermano, Marc. Antes ya había abrazado a sus abuelos, Amador Bernabeu y Monserrat, en una zona preferente. Jordi Alba no pudo esperar a la partida y buscó a su padre, Miguel, y su hermano, David, nada más subir al chárter. Es su primera final de Champions. Su conexión con Pedro se tradujo en varios 'selfies'. Y Xavi, que sueña con una última foto vestido de azulgrana y su cuarta 'orejona' en las manos, rebosaba satisfacción y también bajó a compartirla con sus padres, Joaquim y Maria Mercè. MD
