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martes, 12 de mayo de 2015

TESTIMONIOS : «Fue horrible, la tierra no dejaba de moverse»

Aunque la mayoría de los españoles que permanecían en Nepal ya han salido del país, el nuevo terremoto de este martes ha sorprendido a algunos que habían decidido quedarse para ayudar a los damnificados. Es el caso de Alma Millán, una enfermera nacida hace 62 años en la provincia de Córdoba y afincada en Tarrasa, a quien el potente temblor, de magnitud 7,3, pilló comiendo en su hotel de Katmandú con otros dos jóvenes catalanes, los hermanos Gil y Martí Serrat, de 29 y 26 años, respectivamente.
«Ha sido horrible. Ha habido una estampida y todos hemos salido corriendo y gritando porque la tierra no paraba de moverse», explicaba por teléfono Alma Millán a ABC poco después del seísmo. La mujer, que ya vivió el primer terremoto a las afueras de Katmandú, relataba que «la situación es dramática porque ha habido varias réplicas muy fuertes y todo el mundo ha entrado en pánico».
«Ha sido horrible, la tierra no paraba de moverse»Por su parte, los hermanos Serrat llegaron el lunes por la mañana a Katmandú tras completar una ruta de senderismo de dos semanas entre Jiri y el campamento base del Everest, arrasado por el primer temblor. Precisamente, dicho seísmo les sorprendió en plena montaña durante la primera jornada de su expedición, que completaron tras avisar a su familia de que se encontraban bien. «La sensación ha sido muy distinta. Aquí en Katmandú, rodeados de edificios altos y con toda la gente chillando alrededor, lo hemos sentido con más intensidad», contaba Gil.
En la calle, alejados de edificios altos que puedan desplomarse, Alma Millán y los hermanos Serrat tenían previsto dirigirse al Consulado Honorario de España, situado en el lujoso hotel Dwarika y, hasta el domingo, cuartel general del dispositivo de búsqueda y repatriación de los nacionales atrapados en Nepal tras el terremoto del pasado 25 de abril.
A través de su cuenta de Twitter, el vasco Erik Ugarte, que trabajaba para la Unión Europea y dirige una ONG educativa en Nepal, aseguraba que «todavía es pronto para evaluar daños importantes, pero no parece que haya muchos en Katmandú».
Con esa primera impresión coincidía también el periodista nepalí Narendra Rahule, quien detallaba que «se ven pocos edificios dañados, pero todo el mundo está en la calle por miedo a los derrumbes y nuevas réplicas», como la de 6,3 grados que tuvo lugar poco después del temblor.
Sacudido por la mayor catástrofe de su historia reciente, que ya se ha cobrado más de 8.000 vidas, a Nepal se le siguen acumulando las tragedias.ABC