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martes, 12 de mayo de 2015

Un sector del PSOE teme que derive en «caos» la estrategia de Sánchez

La política de pactos marcada por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, para después de las elecciones del 24-M ha generado severas críticas desde el PP —lo cual forma parte de lo previsible—, pero también está levantando temores y recelos internos. En algunos sectores socialistas existe la sensación de que Sánchez hace de la necesidad virtud cuando dice que renuncia a pactos globales y que va a dejar a sus barones pactar con Ciudadanos, Podemos, e incluso con el PP en Andalucía si esto no implica contrapartidas. A diferencia de Mariano Rajoy en el PP, Pedro Sánchez tiene aún poca fuerza orgánica para imponer en el Comité Federal del PSOE una única estrategia, reconocen para ABC miembros del actual Comité Federal y de la «vieja guardia», pero no puede dar la impresión de que intenta sacudirse su responsabilidad.
Un sector del Comité Federal del PSOE teme que la estrategia de Sánchez derive en «caos»
Estas mismas fuentes avisan de que la función del secretario general esmoldear una postura previa y, a partir de ahí, evitar fisuras, no «dejar hacer» desde el principio. «No puede parecer que estamos en un un sálvese quien pueda», dicen, porque eso convertirá los pactos en un «caos» y el PSOE dejará de ser un partido nacional por ingobernable; además, objetivo fácil de los ataques del PP. El sector crítico sospecha que lo que pretende Pedro Sánchez es sobrevivir como sea al 24-M para ser candidato a la Presidencia del Gobierno, su gran aspiración. En juego está la imagen de un PSOE unido o no en toda España en torno a una misma política.

La noche electoral

«Pedro no va a poder zafarse de esa responsabilidad, que es suya y de la Dirección Federal», advierten estas fuentes. De momento, en Ferraz analizan cómo contrarrestar la imagen de la noche electoral con un PP que, previsiblemente va a salir blandiendo una victoria en cómputo global y el mapa de España pintado de azul con las gaviotas populares. Además, estará la candidata a la Alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, a quien todas las encuestas dan como más votada, en el balcón de la calle Génova.
Ferraz intentará contrarrestar esa imagen de la noche electoral que, saben, es clave en la sensación de victoria/derrota de los días siguientes. Y contiene la respiración para que el candidato a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, la gran apuesta de Sánchez, logre un resultado que permita al menos mantener abiertas opciones de gobernar mediante acuerdos.

Doble ofensa al PP

Entretanto, el PP calificó ayer de «antidemocrática» la disposición de Sánchez a aceptar una eventual abstención «sin contrapartidas» de los populares en Andalucía. No entienden en Génova cómo Sánchez ofrece pactos en toda España con todos, menos con PP y Bildu, mientras que en Andalucía está dispuesto a que sea su abstención la que aúpe al gobierno a la socialista Díaz.
De hecho, esa exclusión le parece a los populares una doble ofensa: a los votantes del PP, por un lado, y al partido, por otro, al equipararle a Bildu al menos en el rechazo que le produce al PSOE a la hora de llegar a acuerdos. En todo caso, la dirección nacional popular sigue rechazando la posibilidad de la abstención en la investidura de Susana Díaz, aunque piensan que puede estar cerca el pacto entre el PSOE y Ciudadanos. Algo que, afirman, también debería explicar la formación de Albert Rivera; por un «mínimo de transparencia», señalan, deberían «decirle a los votantes qué van a hacer con sus votos».
Tampoco en el PP andaluz ha gustado la proposición de Sánchez: de hecho, en el entorno del presidente del PP-A, Juanma Moreno, se quejan de la falta de «auténtica voluntad de diálogo» que detectan en el equipo de Susana Díaz, y que se traduce en hechos como que desde la última votación de investidura, Díaz y Moreno no hayan vuelto a mantener contactos. El PSOE pidió ayer por carta un encuentro y el PP propuso celebrarlo el mieécoles.
La propuesta popular pasa por que el PSOE de Andalucía acepte 146 medidas concretas de su programa electoral: las relativas a reforma fiscal, medidas de empleo, lucha contra la corrupción e incremento de la transparencia. Sobre esta base se podría negociar reduciendo el número final, pero para ello los socialistas tendrían que «decir qué es lo que no están dispuestos a aceptar», porque de momento «no se definen».
La política de pactos que avanzó Sánchez ha incomodado tanto a los populares como la presión que está ejerciendo, dicen, la candidata socialista sobre el resto de grupos para obtener su apoyo en la próxima votación de investidura. Dentro de esa tácticasitúan sus amenazas a una paralización de servicios y administración en Andalucía si no se cierra pronto su elección.
Pero en el PP andaluz no creen que esto se corresponda con la realidad: la ley dicta muy claramente, explican, qué cosas se pueden hacer desde un gobierno en funciones, y «no se les recorta nada relativo al funcionamiento de los servicios públicos». Es, aseguran, un «discurso del victimismo» por parte de Susana Díaz al que ellos no están dispuestos a contribuir. ABC