La mayoría de las bolsas europeas operaban en rojo este miércoles pese a las medidas adoptadas por el banco central de China, que no han bastado para calmar la inquietud de los inversores.
Las bolsas de Shanghái y Shenzhen volvieron a cerrar en rojo, perdiendo respectivamente 1,27% y 3,05%, arrastrando a las europeas que operaban hacia las 10H00 GMT en rojo, en la estela de Wall Street que perdió el martes más del 1%.
El euro también caía ante el dólar, víctima de la volatilidad de los mercados en este periodo estival de baja actividad y cuyos movimientos generan por tanto una gran repercusión en los nerviosos mercados.
“Pese a la intervención del Banco Popular de China, persiste la preocupación por la salud de la segunda economía mundial ya que las medidas adoptadas podrían resultar demasiado tímidas para relanzar duraderamente la economía”, estiman los analistas de Saxo Banque en una nota.
El banco central chino (PBOC) recortó el martes por quinta ocasión los tipos de interés, en 0,25%, y redujo las reservas obligatorias de los bancos que en la práctica equivale a una inyección masiva de liquidez.
Pero no ha bastado para tranquilizar a los inversores de la bolsa de Shanghái, que a los números rojos del miércoles se suman cerca del 8,5% que perdió el lunes y el 7,63% del martes en un clima de pánico generalizado. Desde mediados de junio, la plaza shanghainesa ha perdido más del 40%, casi un tercio del 150% que había subido en un año.
El resto de los parqués asiáticos terminaron dispares: Tokio ganó 3,20% tras seis sesiones negativas. En cambio, Hong Kong perdió 1,52%.
Para los analistas, las bolsas chinas no reflejan en absoluto el estado de la economía real. Pero más allá de las vicisitudes de las bolsas, los interrogantes se centran en la capacidad de China para seguir jugando su papel de locomotora del crecimiento mundial.
La economía china mostraba señales de agotamiento a mediados de junio pese a la subida espectacular de las bolsas en los últimos 12 meses.
Los últimos indicadores no han hecho más que confirmar la desaceleración de la actividad en el país, una evolución preocupante ya que China representa más del 13% de la actividad mundial.
‘Riesgos de crash’
Muchos investigadores se preguntan si las intervenciones del PBOC bastan para relanzar la máquina.
“Si las dificultades de los mercados financieros chinos y de la economía real en el país se agravan, sin que el gobierno no logre enderezar la situación, no se descarta un crash financiero y económico de gran calado”, comentaba Christophe Donay, estratega de Pictet Wealth Management.
“Actualmente es el mayor riesgo para la economía y los mercados mundiales”, considera.
“La confianza ya se ha visto socavada. Las dudas sobre la eficacia de las medidas adoptadas aumentan y el mercado va a seguir presionado para vender todavía por algún tiempo (…) independientemente de lo que haga el gobierno”, dice por su parte Ronald Wan, analista de Partners Capital International en Hong Kong, interrogado por la agencia Bloomberg.
Aunque son bienvenidas, las medidas expansivas del PBOC no van a lograr relanzar la actividad económica, las inversiones ni el consumo, a menos que el gobierno adopte medidas más contundentes, en particular presupuestarias y de gasto público, opinan los analistas.
“Hay que disipar el exceso de pesimismo y restaurar la confianza (de los inversores). Se necesitarán medidas de apoyo adicionales las próximas semanas y los próximos meses”, insistía Frederic Neumann, economista de HSBC en Hong Kong, citado por Bloomberg News.
Tras décadas de crecimiento de dos dígitos, las autoridades chinas deben convencer de que en el futuro el incremento de la actividad será mucho más moderado y más duradero, sostenido por el consumo interno, en vez de las exportaciones y las inversiones como ha sido hasta ahora.
Pero el cambio se hace con dolor. China devaluó su moneda en un 2% el 11 de agosto, asegurando que se trata de acercar el yuan a su valor “real”.
Este gesto ha sido interpretado como un esfuerzo para incentivar las exportaciones y ha suscitado interrogantes sobre el estado de sus finanzas.
Fuente: AFP