La precandidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, afirmó hoy que quiere ser “portavoz” y defensora de “las necesidades y los derechos de los hispanos” en el país.
La exsecretaria de Estado, que lidera las encuestas para la nominación de su partido a la Casa Blanca, reiteró su deseo de ir “más allá” que el presidente Barack Obama en favor de los derechos de los inmigrantes y se comprometió a impulsar “una reforma integral” y “un camino a la ciudadanía” para los indocumentados.
Clinton expresó su rechazo frontal a las deportaciones y subrayó que si es elegida presidenta no continuará por ese camino.
“No voy a deportar a los padres. No voy a romper familias”, dijo la precandidata demócrata, quien se mostró contraria a utilizar a los inmigrantes como “chivo expiatorio” de todos los problemas que preocupan a la sociedad estadounidense.
Preguntada por las acciones ejecutivas del presidente en defensa de los “soñadores” (quienes viajan a EE.UU. para cumplir el sueño americano), hoy paralizadas en los tribunales, Clinton se mostró convencida de la legalidad de las medidas de Barack Obama y concluyó que los republicanos “simplemente no están actuando de buena fe”.
En este sentido, la precandidata se comprometió a que durante los primeros 100 días de su mandato defenderá en los tribunales la legalidad de esas medidas ejecutivas y vigilará que los servicios de inmigración dejen de “romper familias”.
“Voy a tratar de trabajar con republicanos y demócratas para conseguir un proyecto de ley de reforma migratoria integral lo más rápido posible”, afirmó.
En cuanto al papel del expresidente Bill Clinton (1993-2001) si ella llegara a la Casa Blanca, la precandidata demócrata se mostró convencida de que su marido sería “un gran consejero”.
Fuente: EFE