Las tasas de interés negativas del Banco de Japón entraron en vigor
el martes en un plan radical que los operadores ya consideran un
fracaso, lo que subraya la falta de opciones de Tokio para estimular el
crecimiento en momentos en que los mercados globales se debilitan.
El
Banco de Japón (BOJ, por su sigla en inglés), que anunció la sorpresiva
decisión el 29 de enero, cobrará a los bancos un 0,1 por ciento por el
depósito de sus reservas adicionales para instar a los prestamistas a
ofrecer créditos y a las empresas y los ahorradores a gastar e invertir.
Si
bien el anuncio debilitó brevemente al yen y mantuvo a flote los
precios de las acciones japonesas, los mercados dieron marcha atrás
rápidamente.
"Se está haciendo más claro que los 'Abenomics' son
un tigre de papel", dijo Seiya Nakajima, economista jefe de la
consultoría Office Niwa, en referencia a la combinación de políticas del
primer ministro, Shinzo Abe, de flexibilización monetaria, gasto y
reforma.
"El impacto de la flexibilización monetaria es similar a
la intervención monetaria. La primera vez que lo hacen hay un impacto
enorme. Pero, a medida que lo repiten, el impacto disminuye", explicó
Nakajima.
Aunque funcionarios de alto rango del BOJ se esforzaron
en decir que habían calibrado sólo un impacto menor en los bancos
japoneses, los precios de las acciones se desplomaron, lo que contribuyó
a unas ventas globales en los mercados bursátiles, sobre todo en los
valores financieros.
El problema fue en parte la elección de un
momento inoportuno, cuando los mercados globales ya estaban cayendo en
picada por las preocupaciones sobre la desaceleración de China, la
subida de las tasas de interés en Estados Unidos y el declive en los
precios del crudo.
"Parece como si la acción del BOJ hubiera
desencadenado los movimientos del mercado", dijo Yoshinori Shigemi,
estratega de mercados globales en JPMorgan Asset Management. "Sin
embargo, una mejor explicación sería que las preocupaciones en otras
parte eclipsaron la acción del BOJ", agregó REUTERS