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Los fondos recaudados por este arancel se destinarían para la financiación de la infraestructura de transporte estadounidense, que ha quedado obsoleta y "no está preparada para afrontar los retos económicos del siglo XXI". Así como para financiar el desarrollo de las tecnologías respetuosas con el medioambiente, en particular el desarrollo de vehículos eléctricos y autónomos.
"El plan del presidente aumentaría las inversiones en la infraestructura de transporte limpio en un 50%, y reducirían las emisiones de dióxido de carbono, el consumo de petróleo y creará nuevos puestos de trabajo", señala el informe.
Se espera que este nuevo impuesto se vaya introduciendo gradualmente en un periodo de cinco años.
No obstante, el Partido Republicano, que cuenta con mayoría en el Congreso, ha adelantado que rechazará esta "absurda" idea de Obama, informa Reuters.
"Desde el primer día la administración del presidente Obama ha librado una guerra abierta contra el sector energético de EE.UU.", comentó el secretario de la Cámara de Representantes, el republicano Steve Scalise.
Los precios del petróleo han caído este año a menos de 30 dólares por barril, y varios gigantes petroleros se han visto obligados a recortar miles de puestos de trabajo o reducir sus gastos en cifras millonarias