Estonia, uno de los tres países bálticos que formaban parte de la ex Unión Soviética, adoptó el sábado el euro, símbolo de su anclaje a la Unión Europea (UE), convirtiéndose así en el 17º miembro de la Eurozona, que atraviesa una crisis sin precedentes.
Desde medianoche, 1,3 millones de estonios dijeron adiós en forma definitiva a su moneda, la corona, que había reemplazado al rublo soviético en 1992, tras la independencia de la URSS.
Estonia es el tercer país ex comunista en adoptar el euro, luego de Eslovenia en 2007 y Eslovaquia en 2009.
"Estonia es el país más pobre de la zona euro. Tenemos mucho por hacer ahora que se alcanzó el objetivo de adherir", declaró el primer ministro estonio, Andrus Ansip, al saludar un momento histórico celebrado en Tallin con un espectáculo de fuegos de artificio al que asistieron miles de personas.
El jefe de gobierno retiró el primer billete de euro de un distribuidor automático, instalado para la ocasión en la Opera Nacional de Tallin.
"Es un paso pequeño para la zona euro y un salto gigante para Estonia", lanzó Ansip.
"Con la entrada de Estonia en la zona euro, más de 300 millones de europeos utilizan ahora los billetes y monedas en euros. Esto refleja bien el atractivo y la estabilidad del euro para los Estados miembros de la Unión Europea", dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en un comunicado difundido el viernes en Bruselas.
"Al entrar en la zona euro, Estonia se suma una vez más a Europa", indicó a la AFP el presidente estonio Toomas Hendrik Ilves.
La mayoría de los sondeos mostraban que el 50% de los estonios apoyan el cambio, mientras que 40% se oponen.
El rechazo de una parte de la población al euro se manifestó en afiches visibles el viernes en Tallin.
"¡Estonia! Bienvenida al Titanic", proclamaban esos afiches, pegados en cestos de basura, para comparar a la Eurozona -sumida en una grave crisis- con el célebre transatlántico que naufragó.
Muchos estonios temen un alza de los precios y se inquietan de las dificultades que atraviesa el euro, mientras que otros extrañan su moneda, nacida un año después del divorcio con la URSS.
La corona seguirá en circulación en forma paralela al euro hasta mediados de enero. Podrá ser cambiada en ciertos bancos hasta fines de 2011 y por un periodo ilimitado en el Banco Central de Estonia.
Estonia, llamada el "tigre del Báltico" por su rápido paso de una economía centralizada a una de mercado y por su impresionante crecimiento, ya había intentado integrar la zona euro en 2007, pero su elevada inflación se lo impidió.
Su economía sufrió en 2009 una recesión de 14,1% -una de las mayores del mundo- a causa de la crisis global, pero se espera que su PIB (Producto Interno Bruto) crezca un 2,5% en 2010 y un 3,9% en 2011.
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