La oficina de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) en Bogotá reconoció este viernes que la deportación por Venezuela del presunto rebelde del ELN Nilson Terán Ferreira, detenido hace tres semanas, "es una demostración de los lazos de cooperación" entre ambos países.
Terán, conocido con los alias de "Tulio" o "El Peludo" y segundo al mando en uno de los frentes del ELN, fue trasladado este viernes a la capital colombiana tras haber sido deportado por las autoridades en Caracas.
La deportación "es una demostración de los lazos de cooperación" que existen entre ambos países, expresó la jefe de la Interpol en Colombia, la coronel de la policía Juliette Kure, en un encuentro con la prensa.
La oficial también destacó que "por supuesto que (Terán) es una persona que ocupa un lugar importante dentro del ELN y, definitivamente, afecta la estructura de esta organización".
Terán fue recogido en Venezuela por un avión de la Policía Nacional de Colombia que partió de Bogotá a primera hora del viernes con una misión de agentes locales de la Interpol y de la Dirección de Policía Judicial (Dijin), dependencia de la Policía Nacional que acoge a ese organismo internacional.
La responsable de la oficina de la Interpol resaltó que "Tulio" tiene pendientes en su país tres condenas a 40, 35 y 27 años de prisión por homicidio agravado, extorsión, hurto calificado y rebelión.
Además, contra él habían sido dictadas seis órdenes de captura, agregó la oficial.
El deportado, que ejercía como segundo al mando en el Frente de Guerra Norte del Ejército de Liberación Nacional (ELN), fue detenido el 24 de diciembre último en la ciudad venezolana de Maracaibo, la capital del estado Zulia.
Con él son cuatro los presuntos guerrilleros colombianos detenidos y deportados por Venezuela en los últimos cuatro meses.
Los tres primeros son Priscila Ayala, Nilson Navarro y Oswaldo Espinosa, quienes fueron arrestados en septiembre último, durante una operación antisecuestro, y deportados dos meses más tarde.
Ayala y Navarro pertenecían al ELN, mientras que Espinosa era de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según las autoridades judiciales en Bogotá, que los procesaron por homicidio, secuestro, hurto calificado y agravado, rebelión y utilización de medios y métodos de guerra ilícitos, entre otros delitos.
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