Nerviosismo en Jerusalén, desaliento en Ramallah y disparos de alegría en Gaza. La salida del presidente egipcio Hosni Mubarak hará que los naipes vuelvan a repartirse en Cercano Oriente.
Israel, el gobierno palestino moderado del presidente Mahmud Abbas y los grupos palestinos radicales observan el nuevo inicio político en el país vecino con sentimientos encontrados.
Tras la dimisión de Mubarak, el gobierno israelí respiró aliviado por primera vez el sábado, después de que la cúpula militar egipcia asegurase que se mantendrá el tratado de paz firmado en 1979 entre ambos países. Aun así, continúa el nerviosismo. Y para mostrar la relevancia el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recordó que el acuerdo de paz es útil para ambos Estados y para la estabilidad de toda la región.
Ya durante una conferencia de seguridad que tuvo lugar esta semana en Herzliya, la élite política israelí mostró cuáles son sus principales temores.
También preocupa el aislamiento. Israel ya perdió el año pasado a un estrecho aliado, Turquía. Ahora teme que Egipto sólo se ocupe de sí mismo y que crezca la influencia de Turquía y el enemigo Irán en la región a costa de El Cairo.
A eso se suma la siguiente reflexión: Si el cambio político en Egipto sale bien como en su momento en Indonesia, Israel dejaría de ser la única democracia en Cercano Oriente, tal como se define a sí mismo. Esta posición excepcional, que otorga numerosas ventajas, podría perderse.
La tercera preocupación son las conversaciones de paz. Egipto era una voz moderada. Cuando el diálogo se paralizaba por completo, los diferentes primeros ministros israelíes volaban a ver a Mubarak y pedían apoyo. Ahora se teme que el nuevo gobierno en Egipto se distancie de Israel y lo critique de forma abierta y clara. dpa.
Israel, el gobierno palestino moderado del presidente Mahmud Abbas y los grupos palestinos radicales observan el nuevo inicio político en el país vecino con sentimientos encontrados.
Tras la dimisión de Mubarak, el gobierno israelí respiró aliviado por primera vez el sábado, después de que la cúpula militar egipcia asegurase que se mantendrá el tratado de paz firmado en 1979 entre ambos países. Aun así, continúa el nerviosismo. Y para mostrar la relevancia el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recordó que el acuerdo de paz es útil para ambos Estados y para la estabilidad de toda la región.
Ya durante una conferencia de seguridad que tuvo lugar esta semana en Herzliya, la élite política israelí mostró cuáles son sus principales temores.
Las preocupaciones de Israel
Las preocupaciones son varias. Israel teme que los fundamentalistas islámicos de Egipto o también de Irán pasen a dominar el proceso de democratización y repentinamente haya un vecino hostil ad portas.También preocupa el aislamiento. Israel ya perdió el año pasado a un estrecho aliado, Turquía. Ahora teme que Egipto sólo se ocupe de sí mismo y que crezca la influencia de Turquía y el enemigo Irán en la región a costa de El Cairo.
A eso se suma la siguiente reflexión: Si el cambio político en Egipto sale bien como en su momento en Indonesia, Israel dejaría de ser la única democracia en Cercano Oriente, tal como se define a sí mismo. Esta posición excepcional, que otorga numerosas ventajas, podría perderse.
La tercera preocupación son las conversaciones de paz. Egipto era una voz moderada. Cuando el diálogo se paralizaba por completo, los diferentes primeros ministros israelíes volaban a ver a Mubarak y pedían apoyo. Ahora se teme que el nuevo gobierno en Egipto se distancie de Israel y lo critique de forma abierta y clara. dpa.
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