El Observatorio Internacional de Rayos X conocido como IXO (International X-ray Observatory, en inglés) es otro gran telescopio como el Hubble, Herschel y el James Webb. Pero tendría una resolución entre 10 y 100 veces mejor que cualquiera de ellos.
Con 3,3 metros de diámetro, podría investigar los agujeros negros supermasivos, que se cree se desarrollaron al principio del Universo -posiblemente antes que las primeras estrellas-, y entender cómo evolucionaron durante el tiempo cósmico.
Además, permitirá explorar el borde de los huecos negros, en donde se predice ocurren efectos realmente extraños, en el momento en el que la materia está a punto de ser succionada.
"Hay evidencia de que el tiempo se lentifica y de que la luz se dobla de tal manera que uno se puede ver la parte de atrás de la cabeza", dice el científico Paul Nandra, uno de los impulsadores de este proyecto.
Las imágenes del IXO, obtenidas con un espejo gigante de rayos X, rastrearían la historia y la evolución de la materia visible y oscura y la energía.
Al igual que el James Webb, sería tan grande que tendría que ser comprimido, como un acordeón, para caber dentro de su cohete de lanzamiento Atlas 5.
El proyecto es una colaboracón la Agencia Espacial Europea con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, de Estados Unidos (NASA) y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
Con 3,3 metros de diámetro, podría investigar los agujeros negros supermasivos, que se cree se desarrollaron al principio del Universo -posiblemente antes que las primeras estrellas-, y entender cómo evolucionaron durante el tiempo cósmico.
Además, permitirá explorar el borde de los huecos negros, en donde se predice ocurren efectos realmente extraños, en el momento en el que la materia está a punto de ser succionada.
"Hay evidencia de que el tiempo se lentifica y de que la luz se dobla de tal manera que uno se puede ver la parte de atrás de la cabeza", dice el científico Paul Nandra, uno de los impulsadores de este proyecto.
Las imágenes del IXO, obtenidas con un espejo gigante de rayos X, rastrearían la historia y la evolución de la materia visible y oscura y la energía.
Al igual que el James Webb, sería tan grande que tendría que ser comprimido, como un acordeón, para caber dentro de su cohete de lanzamiento Atlas 5.
El proyecto es una colaboracón la Agencia Espacial Europea con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, de Estados Unidos (NASA) y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
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