El ministro británico de Economía, George Osborne, presenta este miércoles un presupuesto 2011/12 con el que espera a reactivar una economía frenada por los severos recortes del gasto público.
Osborne debería detallar en la Cámara de los Comunes algunas medidas nuevas, como una pequeña subida del umbral de ingresos exentos del impuesto sobre la renta, que supondrá un pequeño alivio para una población descontenta con los primeros efectos del drástico plan de austeridad anunciado en octubre.
Sin embargo, las concesiones serán limitadas puesto que el ministro ya ha advertido que no se desviará del programa cuatrianual de recortes del gasto público de 81.000 millones de libras (133.000 millones de dólares, 93.000 millones de euros), a los que se suman otros 30.000 millones generados por nuevos impuestos.
Una cuarta parte de esos recortes, alrededor de 21.000 millones de libras, estarán incluidos en el nuevo presupuesto, el segundo desde que la coalición de conservadores y liberaldemócratas sucedió a los laboristas en el poder en mayo de 2010 y uno de los más severos desde la Segunda Guerra Mundial.
El objetivo es reducir el déficit público del 10,1% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2010 hasta el 1,1% al final de la legislatura en 2015.
El margen de maniobra del gobierno se redujo en las últimas semanas debido a una serie de malas noticias para la economía británica, que reavivó los temores de recesión al contraerse un 0,6% en el último trimestre de 2010, esencialmente debido a las dos olas de frío del mes de diciembre.
Aunque el presupuesto debería revisar a la baja la previsión oficial de crecimiento para 2011 y 2012, establecida en noviembre en 2,1% y 2,6%, debería también desbloquear fondos destinados a las empresas a fin de impulsar la actvidad y el empleo.
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