Varios opositores cubanos, encabezados por Guillermo Fariñas, exigieron este martes que forenses de "reconocido prestigio internacional" dictaminen sobre la muerte del disidente Juan Soto, que según ellos fue causada por una paliza policial, algo desmentido por el Gobierno, que asegura que murió por una pancreatitis.
En una declaración de prensa, los disidentes demandaron "una investigación pública y transparente del caso, practicada por forenses de reconocido prestigio internacional que no sean empleados a sueldo del gobierno cubano".
Soto, de 46 años, y salud muy deteriorada, murió el domingo en un hospital de Santa Clara -280 km al este de La Habana- tres días después de una breve detención, donde según la disidencia, recibió "una golpiza".
El Gobierno afirmó que Soto fue detenido por "escándalo público" y liberado a las tres horas "sin incidencia alguna", y que "elementos contrarrevolucionarios de manera inescrupulosa fabricaron la mentira de que este deceso fue consecuencia de una supuesta golpiza".
Los opositores, entre los que se encuentran Elizardo Sánchez, Héctor Palacios, Gisela Delgado, René Gómez, Félix Navarro e Iván Hernández, dijeron que mientras el Gobierno no pruebe lo contrario la muerte de Soto "es un crimen que recae sobre las autoridades".
Soto murió en el mismo hospital -la medicina en Cuba es gratuita- donde Fariñas, Premio Sajarov-2010, sobrevivió a una huelga de hambre de 135 días, por lo que considera que los médicos -todos empleados estatales- son "muy profesionales".
"La culpa no es de ellos, no pudieron hacer más", añadió el sicólogo de 49 años, quien dice haber visto el cadáver en la funeraria y que presentaba hematomas en la región lumbar.
Según el Gobierno, Soto falleció de "muerte natural" causada por un "shock multifactorial por fallos multiorgánicos debido a la pancreatitis" y "no se observaron signos de violencia internos o externos".
El gobierno considera a los opositores "mercenarios" de Estados Unidos y atribuyó las denuncias de los disidentes a parte de una "campaña de mentiras" contra Cuba.
En una declaración de prensa, los disidentes demandaron "una investigación pública y transparente del caso, practicada por forenses de reconocido prestigio internacional que no sean empleados a sueldo del gobierno cubano".
Soto, de 46 años, y salud muy deteriorada, murió el domingo en un hospital de Santa Clara -280 km al este de La Habana- tres días después de una breve detención, donde según la disidencia, recibió "una golpiza".
El Gobierno afirmó que Soto fue detenido por "escándalo público" y liberado a las tres horas "sin incidencia alguna", y que "elementos contrarrevolucionarios de manera inescrupulosa fabricaron la mentira de que este deceso fue consecuencia de una supuesta golpiza".
Los opositores, entre los que se encuentran Elizardo Sánchez, Héctor Palacios, Gisela Delgado, René Gómez, Félix Navarro e Iván Hernández, dijeron que mientras el Gobierno no pruebe lo contrario la muerte de Soto "es un crimen que recae sobre las autoridades".
Soto murió en el mismo hospital -la medicina en Cuba es gratuita- donde Fariñas, Premio Sajarov-2010, sobrevivió a una huelga de hambre de 135 días, por lo que considera que los médicos -todos empleados estatales- son "muy profesionales".
"La culpa no es de ellos, no pudieron hacer más", añadió el sicólogo de 49 años, quien dice haber visto el cadáver en la funeraria y que presentaba hematomas en la región lumbar.
Según el Gobierno, Soto falleció de "muerte natural" causada por un "shock multifactorial por fallos multiorgánicos debido a la pancreatitis" y "no se observaron signos de violencia internos o externos".
El gobierno considera a los opositores "mercenarios" de Estados Unidos y atribuyó las denuncias de los disidentes a parte de una "campaña de mentiras" contra Cuba.
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