El hallazgo de que Osama Bin Laden estaba en las cercanías de Islamabad ha confirmado las sospechas de la comunidad internacional, que durante una década acusó a Pakistán de no esforzarse lo suficiente para dar caza al líder de Al Qaeda.
Quien era el hombre más buscado del mundo fue abatido en la madrugada del lunes por comandos de EEUU en la ciudad de Abbottabad, a solo un centenar de kilómetros de la capital paquistaní, una circunstancia que es difícil de entender en el resto del globo.
Desde los atentados del 11-S, numerosos responsables políticos y militares de Washington, Londres y París han dado casi por seguro que Bin Laden se escondía en alguna zona de difícil acceso cerca de la frontera afgano-paquistaní.
Tanto el actual Ejecutivo del país surasiático como el del anterior presidente, Pervez Musharraf, negaron siempre, sin embargo, que Bin Laden estuviera en Pakistán o que los militares y los servicios de inteligencia tuvieran pistas de su paradero.
En algunas ocasiones, Islamabad echó balones fuera al situar al líder de Al Qaeda en Afganistán, como declaró Musharraf en 2007, y en otras lo dio incluso por muerto, como hizo el actual presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, hace dos años.
"Aunque ya no quedaban intereses comunes destacados entre Bin Laden y Pakistán, es del todo imposible que alguien en el Ejército paquistaní no supiera dónde estaba", dijo a Efe el prestigioso columnista paquistaní Cyril Almeida.
Una de las manifestaciones más recientes de que tanto el jefe de Al Qaeda como el líder de los talibanes afganos, el mulá Omar, se encontraban en territorio paquistaní las formuló la propia secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, durante su última visita a Islamabad, en julio de 2010.
Responsables de otros países, incluyendo los de los vecinos India y Afganistán, también han acusado en repetidas ocasiones a Pakistán de dar refugio, e incluso apoyo, a los terroristas más buscados de la región.
Uno de los interrogantes que se abre ahora es si Pakistán seguirá negando también tener pistas del paradero del líder de los talibanes.
De hecho, en Afganistán muchos se muestran convencidos de que el mulá Omar, el otro símbolo de los ataques del 11-S en EEUU, se encuentra en territorio paquistaní.
"Pakistán seguro que sabe dónde está Omar" deslizó a Efe el comentarista político afgano Daud Sotanzoy.
"El líder de los talibanes está en Pakistán muy ocupado en entrenar a terroristas suicidas", dijo por su parte a Efe Ahmad Zia Masud, hermano de Ahmed Sha Masud, líder de la Alianza del Norte y mito de la resistencia afgana que fue asesinado por Al Qaeda dos días antes de los atentados contra las Torres Gemelas.
Muchos analistas coinciden en señalar que la cúpula militar y de los servicios secretos de Pakistán sigue conservando una estrecha relación con diversas facciones talibanes e insurgentes afganas, a las que sconsidera un instrumento de la política exterior paquistaní en Afganistán.
Fuentes de seguridad occidentales y paquistaníes suelen admitir en privado que una cosa es la lucha contra los talibanes paquistaníes, a los que Islamabad ve como un enemigo, y otra el combate a los talibanes afganos, a los que no concibe como una amenaza sino como un activo estratégico.
"Tras lo que ha pasado con Bin Laden nadie va a creer a los paquistaníes cuando dice que no saben dónde está el mulá Omar, sea verdad o no", declaró Cyril Almeida.
Y añadió: "El Ejército paquistaní va a tener que escoger ahora entre seguir protegiendo a los talibanes a cualquier coste o renunciar a ellos, aunque me temo que algunas cosas no van a cambiar". EFE
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