El papa Benedicto XVI denunció hoy que en la sociedad actual se constata "una especie de eclipse de Dios, un rechazo al cristianismo y la negación de la fe recibida".
El pontífice hizo estas manifestaciones ante 1.664 jóvenes religiosas, con las que se reunió en el Patio de los Reyes del Monasterio de El Escorial, a 50 kilómetros de Madrid, en su segundo día de estancia en España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Benedicto XVI afirmó que era un "gozo" poder reunirse con las monjas, muchas de ellas de vida consagrada y otras dedicadas al cuidado de enfermos y a la educación, y dijo que la elección de consagrarse a Cristo cobra gran relevancia en la actualidad.
"En la sociedad actual se constata una especie de eclipse de Dios, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza", señaló el pontífice.
El obispo de Roma agregó que frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esa radicalidad, "que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios sumamente amado".
El papa subrayó que la "radicalidad evangélica" (consagrarse a Dios) se expresa en las diferentes misiones que ha confiado a las monjas, desde la vida contemplativa, a la educación de niños y jóvenes, el cuidado de los enfermos y ancianos, el acompañamiento de las familias, el compromiso a favor de la vida, el testimonio de la verdad, la labor misionera o la nueva evangelización.
Benedicto XVI les animó a seguir ese camino y les aseguró que la Iglesia necesita de su "fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo".
El papa hizo votos para que sean ejemplo y alienten e iluminen a todos los jóvenes.
El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que le dio la bienvenida a El Escorial, el monasterio mandado construir en el siglo XVI por Felipe II, dijo que la labor de las monjas es "impagable" y que se puede contar con ellas "para el ilusionante empeño de la nueva evangelización de los jóvenes del mundo".
La llegada hoy de Benedicto XVI a El Escorial se produjo en medio del júbilo de miles de personas que lo esperaban, entre ellos el alcalde, José Luis Fernández-Quejo, que le entregó la medalla de honor de la ciudad.
El papa se dirigió al monasterio en "papamóvil" entre los aplausos y vivas de miles de personas que llenaban calles y ventanas de la localidad madrileña, ondeando pancartas, banderas y pañuelos blancos.
Benedicto XVI llegó ayer a Madrid para presidir los actos principales de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. EFE
El pontífice hizo estas manifestaciones ante 1.664 jóvenes religiosas, con las que se reunió en el Patio de los Reyes del Monasterio de El Escorial, a 50 kilómetros de Madrid, en su segundo día de estancia en España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Benedicto XVI afirmó que era un "gozo" poder reunirse con las monjas, muchas de ellas de vida consagrada y otras dedicadas al cuidado de enfermos y a la educación, y dijo que la elección de consagrarse a Cristo cobra gran relevancia en la actualidad.
"En la sociedad actual se constata una especie de eclipse de Dios, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza", señaló el pontífice.
El obispo de Roma agregó que frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esa radicalidad, "que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios sumamente amado".
El papa subrayó que la "radicalidad evangélica" (consagrarse a Dios) se expresa en las diferentes misiones que ha confiado a las monjas, desde la vida contemplativa, a la educación de niños y jóvenes, el cuidado de los enfermos y ancianos, el acompañamiento de las familias, el compromiso a favor de la vida, el testimonio de la verdad, la labor misionera o la nueva evangelización.
Benedicto XVI les animó a seguir ese camino y les aseguró que la Iglesia necesita de su "fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo".
El papa hizo votos para que sean ejemplo y alienten e iluminen a todos los jóvenes.
El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que le dio la bienvenida a El Escorial, el monasterio mandado construir en el siglo XVI por Felipe II, dijo que la labor de las monjas es "impagable" y que se puede contar con ellas "para el ilusionante empeño de la nueva evangelización de los jóvenes del mundo".
La llegada hoy de Benedicto XVI a El Escorial se produjo en medio del júbilo de miles de personas que lo esperaban, entre ellos el alcalde, José Luis Fernández-Quejo, que le entregó la medalla de honor de la ciudad.
El papa se dirigió al monasterio en "papamóvil" entre los aplausos y vivas de miles de personas que llenaban calles y ventanas de la localidad madrileña, ondeando pancartas, banderas y pañuelos blancos.
Benedicto XVI llegó ayer a Madrid para presidir los actos principales de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. EFE