(AFP) - El expresidente francés Jacques Chirac será juzgado a partir del lunes por un tribunal de París por delitos de corrupción en los años 90,
cuando era alcalde de la capital, en medio de interrogantes sobre su
estado de salud y dudas sobre su presencia en las audiencias.
Chirac, de 78 años de edad y más de 43 en la vida política francesa,
será juzgado por los delitos de “malversación de fondos”, “abuso de
confianza” y “apoderamiento ilícito de intereses” por dos causas
referidas a una treintena de empleos ficticios en favor de militantes de
su partido RPR.
El RPR, Unión para la República (neogaullista) fue el predecesor de la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha) del actual presidente francés Nicolas Sarkozy, que reemplazó a Chirac en la presidencia francesa en mayo de 2007.
El juicio contra Chirac, abierto en marzo pasado en su ausencia y
aplazado al cabo de un día por cuestiones de procedimiento, tendrá
finalmente lugar del 5 al 23 de septiembre excepto el jueves 15 y el
viernes 16 de ese mes, en la misma sala en la que fue juzgada María
Antonieta.
En esa histórica sala compareció en 2010 un exprimer ministro de Chirac, Dominique de Villepin, en el marco del sonando caso Clearstream, una confabulación política supuestamente destinada a frenar la carrera de Sarkozy al Elíseo.
Chirac “siempre dijo que asumiría sus responsabilidades y que quería
que el juicio tuviera lugar y fuese hasta el final”, afirmaba esta
semana Jean Veil, uno de los abogados del ex mandatario francés, a quien
también defiende otro conocido letrado galo, George Kiejman.
Sin embargo y como persisten dudas sobre su estado de salud -algunos
conocidos dicen que tiene “lagunas” o que a veces “no reconoce” a
personas allegadas-, Chirac podría no asistir al resto de las
audiencias.
Artículos periodísticos de las últimas semanas lo mostraron cansado al llegar al sur de Francia para pasar sus vacaciones, aunque luego apareció firmando autógrafos o posando con turistas.
El ex presidente francés, que quedó al alcance de la justicia tras
dejar la presidencia (1995-2007), podría ser condenado, teóricamente, a
10 años de cárcel y a 150.000 euros de multa por una treintena de
empleos de favor que sirvieron para afianzar sus ambiciones políticas
cuando era alcalde de París (1977-1995).
Una de las causas se refiere a 21 empleos ficticios entre octubre de 1992 y mayo de 1995 para “encargados de misión” pagados por la alcaldía parisina.
La segunda causa se refiere a siete empleos de favor en beneficio del
RPR entre 1990 y 1994. Por esa causa, el actual ministro francés de
Relaciones Exteriores, Alain Juppé, uno de los más cercanos
colaboradores de Chirac, fue condenado en 2004 a 14 meses de cárcel en
suspenso.
Según la acusación, la alcaldía pagaba salarios a personas que
figuraban como empleados municipales pero que en realidad no cumplían
tarea alguna.
Sin embargo, el alcance judicial de este caso se redujo sobremanera pues a fines de 2010 la
alcaldía de París retiró los cargos por 21 empleos ficticios a cambio
de una indemnización de 2,2 millones de euros de los cuales casi la
mitad los pagó la UMP.
Chirac y su esposa Bernadette viven desde 2007 en un lujoso
apartamento con vistas al Sena y al Museo del Louvre que les presta la
familia del asesinado ex primer ministro libanés Rafiq Hariri.
El expresidente francés, que en los dos últimos años presentó sus
memorias y a quien los franceses siguen considerando el político más
popular (74%), nunca se llevó bien con el actual presidente Sarkozy
a un punto tal que en junio provocó cierto malestar en la derecha al
afirmar públicamente que en las elecciones presidenciales de 2012 votará
al socialista Francois Hollande.