AP) — El tribunal supremo de Connecticut falló que las autoridades de prisiones del estado pueden maniatar y alimentar forzosamente a prisioneros para protegerles de deshidratación y desnutrición.
El fallo del lunes se produjo en el caso del prisionero William Coleman, de 51 años, quien dejó de comer en septiembre del 2007 para protestar por su convicción de lo que llamó cargos falsos de violación. Su peso bajó de 107 a 58 kilos (de 237 a 129 libras) en 13 meses, y las autoridades dicen que se vieron obligadas a insertarle un tubo de alimentación por la nariz al menos en 10 ocasiones.
Abogados de Coleman, que es inglés, dijeron que éste ahora acepta nutrición líquida y ha regresado a un peso normal. Dicen que el tribunal supremo de Connecticut es el primer tribunal superior en debatir una impugnación legal a la alimentación forzada en prisiones