La Cámara de Diputados de Brasil aprobó este miércoles la ley que regirá todo lo relacionado con el Mundial del 2014, que ahora deberá ser respaldada por el Senado antes de ser remitida a la presidenta Dilma Rousseff para su sanción.La aprobación en la cámara baja supone un paso importantísimo en el trámite de esta ley que, según sostiene la FIFA, debía haber sido sancionada hace meses, pues regula muchos aspectos comerciales del Mundial que Brasil acogerá dentro de poco más de dos años.
Uno de los puntos más polémicos era el relativo a la venta de cerveza en los estadios del Mundial, una exigencia que la FIFA no negocia pese a que se trata de algo prohibido expresamente por ley en todo Brasil y que hoy provocó acalorados debates.
Para salvar ese obstáculo, el punto que permitía la venta de cerveza fue retirado del proyecto de ley, que solo dice que durante el Mundial de 2014 quedará en suspenso el llamado Estatuto del Hincha, un conjunto de normas que prohíbe el ingreso de bebidas alcohólicas a los estadios brasileños.
Al dejar en suspenso esas normas, los legisladores entienden que no queda ningún impedimento para su venta, de modo que se cumple con la exigencia de la FIFA, declaró el jefe de la bancada oficialista, Arnildo Chinaglia.
Sin embargo, aún persisten dudas en relación a las legislaciones de algunos de los doce estados del país que recibirán partidos del Mundial, pues al menos cuatro de ellos cuentan con normas regionales o municipales que prohíben los licores en los estadios.
Si ese punto no fuese resuelto en los debates que se celebrarán en los próximos días en el Senado, la solución, según Chinaglia, será que la FIFA negocie con cada uno de esos estados la suspensión de esas normas locales.
La oposición reclamó por otras exigencias de la FIFA que, del mismo modo, fueron atendidas en la ley, tales como la reserva de los derechos comerciales y de propaganda de todo artículo que se refiera al Mundial, o la exención total de impuestos para esos productos.
En el proyecto de ley también se incluyó una de las principales propuestas del Gobierno brasileño, que apunta a la distribución de entradas entre las clases más populares y a precios accesibles.
Esa exigencia ya ha sido aceptada por la FIFA, que ha asumido el compromiso de reservar el 10 % de los tres millones de ingresos para los brasileños de menores recursos.
