AVN-Mujeres integradas bajo la campaña "NO a los Biopolímeros" esperan fecha para ejercer su derecho de palabra ante la Asamblea Nacional (AN), con la aspiración a ser apoyadas para promover una iniciativa legal que sancione a las personas o instituciones que ignoren la resolución del Ministerio de la Salud, relativa a la prohibición de inyectar sustancias para agrandar los glúteos y otras partes del cuerpo.
Testimonios
Taylee pensó en comenzar esta campaña tras padecer los efectos de la migración de la sustancia a otras partes de su cuerpo: "Tengo un año sufriendo, perdí mi trabajo como licenciada en Comunicación Social en Aragua; era instructora de bailoterapia, actividad que tampoco he podido hacer más porque en ocasiones esto viaja a mis talones y por supuesto me duelen mucho. Caminar pisando plástico no es nada sencillo".
"Los biopolímeros son sustancias no biodegradables, derivadas del petróleo, de aspecto aceitoso, que en sus inicios fueron usadas para rellenar pequeñas áreas del rostro. Consecuencias nefastas hicieron que estas sustancias fueran prohibidas desde hace más de 10 años en Estados Unidos y países de Europa. En la industria se usan para rellenar cauchos y hacer ventanas; lamentablemente en América Latina hay mucha desinformación al respecto", advirtió la vocera.
Astrid de la Rosa resume su experiencia con la frase "Me vi mal": "Me inyecté Biofil. Al año me migró hacia la región lumbosacra y se me formaron seis quistes que presionan el nervio ciático, de manera que me producen muchos dolores en las piernas, afecciones en la columna, dolores muy fuertes. Por ello, me recetaron analgésicos muy fuertes que luego me produjeron una intoxicación medicamentosa. Me vi bastante mal, me hospitalizaron, tenía afectaciones en los riñones, la sangre, el hígado y el páncreas".
Lidis Márquez: "Me inyecté en 2009. A los tres meses comencé a padecer dolores en la espalda por una inflación que afecta a la vértebras dorsales. Cada vez que me dan los dolores mi calidad de vida es (...) No me puedo sentar, ni acostarme, ni caminar".
Fernanda Olivares: "Me inyecté una sustancia llamada Metacol. He presentado cambio de coloración de piel, dolores en mis glúteos (...) hay médicos que nos ofrecen tratamientos antialérgicos, antiinflamatorios, pero no nos dan garantías de que estas sustancias no migren. A mí no me ha migrado aún, pero en cualquier momento puede suceder.
La solución que nos ofrecen es una operación muy costosa que puede hacer un cirujano privado, pero tampoco es la solución total, no nos quita la totalidad de esta sustancias del cuerpo, sólo cierto porcentaje, porque habría que mutilar la zona y retirar el plástico mezclado con el tejido humano".
Finalmente, Thaylee Castellanos cerró la entrevista llamando a las venezolanas a aceptarse como son:
"Primeramente, quiero darles un mensaje de amor propio, de aceptarse, de reconocerse como criaturas de Dios. Todas somos hermosas. Si estás arrugada es porque has reído, porque has llorado, porque has vivido. Si estás gordita es porque tienes que comer. Aprovecha para hacer los ejercicios que nosotras no podemos hacer ya. El lema no es primero muerta que sencilla, es, al contrario, primero sencilla que muerta, primero saludable que muerta".
En las estéticas, estas sustancias son promocionadas con nombres que enmascaran la realidad, prosiguió Castellanos, como Biofil, Polifil, Polifil Metacrilato, Biosiluet, Metacol, PMMA o células expansivas.