Y, repentinamente, ocho pericos invadieron su cabeza y brazos, pero la mandataria germana no se dejó amilanar y atinó tomarlo como algo anecdótico.
En lugar de incomodarse o amedrentarse, la jefe de Gobierno procedió simplemente a alimentarlos.
Los pajaritos no se quedaron atrás y continuaron en su cuerpo por tiempo prolongado, comiendo.
AFP