AFP-Un atentado suicida provocó la muerte de nueve personas y causó heridas a otras 100 en Deir Ezzor, una ciudad del este de Siria afectada por primer vez por este tipo de ataques desde el inicio de la revuelta popular contra el gobierno de Bashar al Asad.
De acuerdo con informaciones de la televisión oficial siria, un "kamikaze terrorista" hizo estallar un automóvil cargado con una tonelada de explosivos. Autoridades dijeron a la misma red de televisión que un grupo de observadores de la ONU ya realizó una inspección en el lugar.
"Inmuebles residenciales e instalaciones públicas y privadas en el lugar del atentado terrorista sufrieron importantes daños" en el barrio de Massaken Ghazi Ayyach, informó la televisión, que mostró imágenes de edificios semidestruidos, vehículos calcinados, un enorme cráter y manchas de sangre sobre la calle.
La entidad opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) afirmó que el atentado ocurrió en una calle donde están instalados un órgano de inteligencia militar y aérea, así como un hospital militar.
Casi inmediatamente, la oposición siria imputó al gobierno "la entera responsabilidad" por este ataque así como por "todos los otros atentados criminales" que han sacudido a Siria recientemente.
El Consejo Nacional Sirio (CNS, la principal coalición de la oposición) estimó que estos ataques eran una tentativa del régimen de "vengarse" después de fracasar en sus esfuerzos por impedir que los sirios se manifiesten de forma multitudinaria, como ocurrió el viernes.
Diversos atentados ya sacudieron a Damasco y Alepo (la segunda mayor ciudad del país) en los últimos meses. El 19 de mayo, un doble atentado había provocado la muerte de 55 personas en la capital, Damasco.
La mayoría de esos ataques fue reivindicado por grupos prácticamente desconocidos, como el Frente Al Nusra.
En Alepo, en el norte del país, una sede del partido oficialista Baas fue el blanco de un ataque con cohetes, que fue seguido por un intenso combate entre fuerzas de seguridad y grupos rebeldes, de acuerdo con el OSDH.
En Idlib, en tanto, insurgentes destruyeron con cohetes un transporte de tropas dejando cinco muertos entre los soldados regulares. En esa misma región se habrían registrado combates nocturnos entre el ejército y rebeldes en las proximidades de la frontera turca.
Los enfrentamientos violentos continúan a pesar de la presencia de unos 260 observadores de la ONU encargados de verificar el respeto a la tregua instaurada el 12 de abril como parte de un plan de paz elaborado por el emisario internacional Kofi Annan.
El propio Annan debería llegar "pronto" a Siria, de acuerdo con su portavoz.
El viernes la ciudad de Alepo, que hasta entonces parecía al margen de la revuelta popular, fue el escenario de las "más importantes manifestaciones" contra el gobierno desde el año pasado, de acuerdo a manifestantes.
En este escenario, la tarea de los observadores internacionales se tornó más difícil por la multiplicación de los atentados.
El portavoz del Secretario General de la ONU, Martin Nesirky, dijo que el Ban Ki-moon no poseía una "prueba fehaciente" de que la red Al Qaida esté ligada a los atentados, como lo había sugerido el jueves.
El último factor que complica el hallazgo de una solución es el surgimiento de evidentes resquebrajamientos en la unidad de la oposición, en particular con los severos cuestionamientos públicos de militantes a la conducción del CNS.
La caótica situación ya se trasladó al vecino Líbano, donde se registraron intensos combates en Trípoli entre sunitas contrarios a Al Asad y alauitas favorables al gobierno de Damasco.
Por lo menos 10 personas murieron en esos combates y decenas resultaron heridos, en una situación que llevó al Primer Ministro libanés, Najib Mikati, a criticar por primera vez a Siria de forma abierta.
Después que el embajador de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, alegó que las regiones libanesas de frontera se habían convertido en un "nido de terroristas de Al Qaida", Mikati rebatió que tales acusaciones "exacerban las diferencias entre los dos países".
De acuerdo con informaciones de la televisión oficial siria, un "kamikaze terrorista" hizo estallar un automóvil cargado con una tonelada de explosivos. Autoridades dijeron a la misma red de televisión que un grupo de observadores de la ONU ya realizó una inspección en el lugar.
"Inmuebles residenciales e instalaciones públicas y privadas en el lugar del atentado terrorista sufrieron importantes daños" en el barrio de Massaken Ghazi Ayyach, informó la televisión, que mostró imágenes de edificios semidestruidos, vehículos calcinados, un enorme cráter y manchas de sangre sobre la calle.
La entidad opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) afirmó que el atentado ocurrió en una calle donde están instalados un órgano de inteligencia militar y aérea, así como un hospital militar.
Casi inmediatamente, la oposición siria imputó al gobierno "la entera responsabilidad" por este ataque así como por "todos los otros atentados criminales" que han sacudido a Siria recientemente.
El Consejo Nacional Sirio (CNS, la principal coalición de la oposición) estimó que estos ataques eran una tentativa del régimen de "vengarse" después de fracasar en sus esfuerzos por impedir que los sirios se manifiesten de forma multitudinaria, como ocurrió el viernes.
Diversos atentados ya sacudieron a Damasco y Alepo (la segunda mayor ciudad del país) en los últimos meses. El 19 de mayo, un doble atentado había provocado la muerte de 55 personas en la capital, Damasco.
La mayoría de esos ataques fue reivindicado por grupos prácticamente desconocidos, como el Frente Al Nusra.
En Alepo, en el norte del país, una sede del partido oficialista Baas fue el blanco de un ataque con cohetes, que fue seguido por un intenso combate entre fuerzas de seguridad y grupos rebeldes, de acuerdo con el OSDH.
En Idlib, en tanto, insurgentes destruyeron con cohetes un transporte de tropas dejando cinco muertos entre los soldados regulares. En esa misma región se habrían registrado combates nocturnos entre el ejército y rebeldes en las proximidades de la frontera turca.
Los enfrentamientos violentos continúan a pesar de la presencia de unos 260 observadores de la ONU encargados de verificar el respeto a la tregua instaurada el 12 de abril como parte de un plan de paz elaborado por el emisario internacional Kofi Annan.
El propio Annan debería llegar "pronto" a Siria, de acuerdo con su portavoz.
El viernes la ciudad de Alepo, que hasta entonces parecía al margen de la revuelta popular, fue el escenario de las "más importantes manifestaciones" contra el gobierno desde el año pasado, de acuerdo a manifestantes.
En este escenario, la tarea de los observadores internacionales se tornó más difícil por la multiplicación de los atentados.
El portavoz del Secretario General de la ONU, Martin Nesirky, dijo que el Ban Ki-moon no poseía una "prueba fehaciente" de que la red Al Qaida esté ligada a los atentados, como lo había sugerido el jueves.
El último factor que complica el hallazgo de una solución es el surgimiento de evidentes resquebrajamientos en la unidad de la oposición, en particular con los severos cuestionamientos públicos de militantes a la conducción del CNS.
La caótica situación ya se trasladó al vecino Líbano, donde se registraron intensos combates en Trípoli entre sunitas contrarios a Al Asad y alauitas favorables al gobierno de Damasco.
Por lo menos 10 personas murieron en esos combates y decenas resultaron heridos, en una situación que llevó al Primer Ministro libanés, Najib Mikati, a criticar por primera vez a Siria de forma abierta.
Después que el embajador de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, alegó que las regiones libanesas de frontera se habían convertido en un "nido de terroristas de Al Qaida", Mikati rebatió que tales acusaciones "exacerban las diferencias entre los dos países".