Qué nos puede pasar si no seguimos nuestro reloj biológico
El desfase entre el reloj interno de las personas y la realidad de sus agendas diarias no sólo causa cansancio en los que lo sufren, sino que influye en la oleada creciente de obesidad en la población, según un estudio que publica hoy un equipo de una universidad alemana.
"Hemos identificado un síndrome en la sociedad moderna que sólo se ha detectado recientemente. Tiene que ver con la creciente discrepancia entre el ritmo diario del reloj fisiológico y el reloj social", explica Till Roenneberg, de la Universidad de Múnich, en la publicación digital "Current Biology".
Según el científico, "como consecuencia de este "jetlag" social, la gente padece una carencia crónica de sueño", pero "también es más proclive a fumar y a beber más alcohol y cafeína".
Este estudio epidemiológico a gran escala refleja asimismo que "el "jetlag" social contribuye también a la obesidad". "El argumento de que el "jetlag" social es realmente nocivo para
nuestra salud se refuerza", agrega.
Todos tenemos un reloj biológico, explica Roenneberg, quien subraya que éste no se puede sincronizar a nuestro antojo. Lo que determina su funcionamiento es más bien la luz del día y la oscuridad nocturna, que proporcionan el marco óptimo para conciliar el sueño o despertar.
Con el fin de determinar las dimensiones del problema, el equipo de Roenneberg ha invertido diez años en crear una amplia base de datos del comportamientohumano relativo al sueño y al despertar y que utilizará para elaborar un mapa mundial del sueño.
El análisis de la información recopilada, que incluye altura, peso y pautas de sueño de los participantes, permite concluir que la gente con un "jetlag" social más acentuado es también más proclive a padecer sobrepeso.
Según el científico, "un sueño bueno y suficiente no es una pérdida de tiempo, sino una garantía de un mejor rendimiento en el trabajo y una mayor diversión con los amigos y la familia en nuestro tiempo de ocio", además de una figura más esbelta.
EFE