Un estudio publicado en Journal of Neuroscience reveló que el estrés puede alterar el desarrollo de diversas partes del cerebro de niños y adolescentes, además, perjudicar ciertas capacidades como la memoria espacial y a corto plazo.
Mediante entrevistas, los investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, evaluaron mediante entrevistas el nivel de estrés de 60 adolescentes de entre 9 y 14 años, a los que también se les realizó un escáner cerebral y diversos test de inteligencia.
Los resultados revelaron que los niños que habían sufrido más episodios traumáticos a lo largo de su vida tenían menor memoria espacial y a corto plazo que sus compañeros.
Además, algunas zonas como el córtex del cíngulo anterior estaban menos desarrolladas, y tanto las cantidades de materia gris como de materia blanca eran menores. Sin embargo, estas diferencias no tienen porqué ser irreversibles.
"Los resultados no están diciendo que el estrés perjudique permanentemente el cerebro", explica Jamie Hanson, uno de los autores. "Los efectos podrían ser solo temporales, ya que el cerebro es muy plástico, muy propenso al cambio, y puede re-adaptarse", agregó.
Las nuevas investigaciones irán encaminadas, precisamente, a buscar métodos para ayudar a estos adolescentes a `poner al día´ a su cerebro después de sucesivos episodios traumáticos.