El exsecretario ejecutivo de la CIDH Santiago Canton denunció la presión de Venezuela y del propio secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, para tratar de forzar su salida del organismo, que abandonó el pasado viernes.
En una entrevista con un grupo de agencias de noticias, entre ellas Efe, Canton también criticó el proceso de reforma de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al considerar "un eufemismo" que se haya bautizado el proceso como "fortalecimiento" del sistema cuando "no hay nada de eso".
Tres días después de renunciar a la secretaría general de la CIDH, a cuyo frente estuvo once años, el jurista argentino opinó que la "visión de la independencia y autonomía de la Comisión" que tiene Insulza es "errónea".
Según Canton, el titular de la OEA, de la que depende la CIDH, aunque con carácter autónomo, intenta regularmente "que, por lo menos en ciertos temas, la Comisión tenga en cuenta su opinión", una práctica que no llevaba a cabo su antecesor, el expresidente colombiano César Gaviria.
Además, confirmó que durante la elección en 2005 de Insulza para dirigir la Organización de Estados Americanos (OEA), Venezuela condicionó su voto a que el nuevo secretario general buscara la salida de Canton de la CIDH, una maniobra que reveló el pasado marzo el propio representante venezolano en el organismo, Roy Chaderton.
"Es grave para el sistema interamericano y una ofensa para los Estados que la elección del secretario general de una organización como la OEA sea producto de un acuerdo de ese tipo", señaló.
Canton aseguró desconocer si Insulza "estuvo actuando en base a estas denuncias o no", ya que "no hay pruebas" de ello, pero admitió que sí presionó para su salida.
"Con el secretario general conversamos varias veces y me mencionó su interés en que yo saliera de la secretaría ejecutiva, pero los argumentos que me daba eran de otra naturaleza, como que nadie podía ocupar un cargo dentro de la secretaría general de la OEA durante más tiempo que él, lo cual no tiene mucha lógica", añadió.
Una vez que decidió abandonar el cargo, Canton se aseguró de "aislar la salida de la secretaría ejecutiva de todas las presiones, en especial la de Venezuela", por lo que no la anunció hasta que concluyó la gestión de la comisionada venezolana que formaba parte de la institución, Luz Patricia Mejía, en diciembre de 2011.
"Los delegados de Venezuela actuaron más como representantes del Estado que como comisionados, cosa que no deben hacer. Su función era lograr mi salida y no lo lograron", subrayó.
La tensión entre Canton y Venezuela surgió tras el golpe de Estado de 2002 en ese país, cuando el Gobierno del presidente Hugo Chávez le acusó de haber reconocido al breve gobierno de facto que encabezó el empresario Pedro Carmona, algo que él niega.
Desde entonces, Venezuela se ha negado a aceptar una visita al país de la CIDH mientras fuera él quien dirigiera la secretaría ejecutiva, y ha amenazado incluso con abandonar el organismo.
Canton mantiene que decidió renunciar para que la CIDH "pudiera renovarse", y no por las presiones internas, y aseguró que abandona el cargo "muy bien", por lo "mucho que se logró avanzar" en cuanto a los derechos humanos en la región, pero también "preocupado con todo el proceso que se ha llamado con el eufemismo de fortalecimiento".
En enero pasado, los Estados miembros de la OEA aprobaron una serie de recomendaciones no vinculantes para reformar la CIDH, que algunas organizaciones civiles consideran un intento de limitar la autonomía del organismo por parte de gobiernos como los de Ecuador o Venezuela, sobre los que la Comisión ha emitido informes polémicos.
"Es lamentable, porque cuando uno habla de fortalecimiento siempre se piensa en crear nuevos mecanismos, nuevas formas para proteger mejor los derechos humanos. Hoy sobre la mesa no hay nada de eso", consideró.
A su juicio, los aspectos positivos del proyecto, que son los que tratan de "la universalidad, el cumplimiento por parte de los Estados y el presupuesto", no necesitan "ninguna reforma, porque dependen de los Estados".
Quien le sustituya al frente de la CIDH, dentro de un proceso de elección que se cerrará a finales de este mes, deberá enfrentar presiones "constantemente, de manera diaria, de los Estados miembros y de la secretaría general", y tendrá un reto difícil con el proceso de reforma, advirtió.
Por tanto, deberá decidir si quiere "escuchar y proceder, respetando la independencia y autonomía de la Comisión, o escuchar y hacer modificaciones" impuestas por la OEA, consideró Canton, que trabaja ahora en el Centro Robert F. Kennedy (RFK) para la Justicia y los Derechos Humanos.
Sin embargo, cree que "muchos estados se han dado cuenta de que la posición de Venezuela y Ecuador no son conducentes a un sistema que, más allá de las críticas, sea útil para la región", y de que "no tiene mucho sentido estar haciendo los cambios que proponen".
EFE