La mayoría de los empleados de los bancos de Brasil retornó hoy a sus labores tras nueve días de una huelga por mejores salarios en la que llegaron a cerrar sus puertas cerca de 9.000 de las 21.700 agencias bancarias del país.
La nueva oferta de aumento salarial presentada por los propietarios de los bancos fue aceptada en las asambleas realizadas el miércoles por los sindicatos de los bancos privados y del estatal Banco do Brasil en casi todo el país, según la Confederación Nacional de los Trabajadores del Ramo Financiero (Contraf).
Tan sólo los empleados de la estatal Caixa Económica Federal en algunos de los estados de Brasil, entre los cuales Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro, en esa orden los más poblados del país, rechazaron la oferta y mantuvieron la paralización.
Los propietarios de los bancos ofrecieron el martes un reajuste salarial del 7,5 por ciento, dos puntos porcentuales por encima de la inflación de los doce últimos meses, así como la elevación en un 8,5 por ciento del salario mínimo que pagan.
Los huelguistas reivindicaban inicialmente un aumento salarial del 10,25 por ciento y un salario mínimo de 2.416 reales (unos 1.208 dólares), pero los bancos tan sólo ofrecían un reajuste en los salarios del 6,00 por ciento y un salario mínimo de 2.014 reales (unos 1.007 dólares).
La propia Contraf recomendó a sus 127 sindicatos afiliados aceptar la oferta de la patronal y suspender la paralización, especialmente debido a que los propietarios de los bancos se comprometieron a no descontar de los salarios los días no trabajados por los huelguistas.
Los empleados de los bancos, por su parte, se comprometieron a compensar el tiempo en que dejaron de trabajar con horas extras no remuneradas en los próximos días.
La huelga comenzó el 18 de septiembre pasado, cuando los sindicatos consiguieron paralizar 5.132 agencias, y tuvo su auge el martes de esta semana, cuando el número de oficinas cerradas llegó a 9.000.
Pese a la paralización, los clientes de los bancos pudieron utilizar los cajeros electrónicos y las transacciones por internet, o acudir a las casas estatales de lotería para pagar sus cuentas, lo que atenuó los efectos de la huelga.
EFE
La nueva oferta de aumento salarial presentada por los propietarios de los bancos fue aceptada en las asambleas realizadas el miércoles por los sindicatos de los bancos privados y del estatal Banco do Brasil en casi todo el país, según la Confederación Nacional de los Trabajadores del Ramo Financiero (Contraf).
Tan sólo los empleados de la estatal Caixa Económica Federal en algunos de los estados de Brasil, entre los cuales Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro, en esa orden los más poblados del país, rechazaron la oferta y mantuvieron la paralización.
Los propietarios de los bancos ofrecieron el martes un reajuste salarial del 7,5 por ciento, dos puntos porcentuales por encima de la inflación de los doce últimos meses, así como la elevación en un 8,5 por ciento del salario mínimo que pagan.
Los huelguistas reivindicaban inicialmente un aumento salarial del 10,25 por ciento y un salario mínimo de 2.416 reales (unos 1.208 dólares), pero los bancos tan sólo ofrecían un reajuste en los salarios del 6,00 por ciento y un salario mínimo de 2.014 reales (unos 1.007 dólares).
La propia Contraf recomendó a sus 127 sindicatos afiliados aceptar la oferta de la patronal y suspender la paralización, especialmente debido a que los propietarios de los bancos se comprometieron a no descontar de los salarios los días no trabajados por los huelguistas.
Los empleados de los bancos, por su parte, se comprometieron a compensar el tiempo en que dejaron de trabajar con horas extras no remuneradas en los próximos días.
La huelga comenzó el 18 de septiembre pasado, cuando los sindicatos consiguieron paralizar 5.132 agencias, y tuvo su auge el martes de esta semana, cuando el número de oficinas cerradas llegó a 9.000.
Pese a la paralización, los clientes de los bancos pudieron utilizar los cajeros electrónicos y las transacciones por internet, o acudir a las casas estatales de lotería para pagar sus cuentas, lo que atenuó los efectos de la huelga.
EFE