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lunes, 8 de octubre de 2012

El Eurogrupo examina las reformas de España y los objetivos de déficit


La atención de los 17 ministros de Finanzas que se reunirán hoy en Luxemburgo se centrará en un aspecto del que oficialmente se sabe muy poco: la ayuda con la que Europa quiere contribuir a rebajar las tensiones de deuda que sufren los socios del sur, como España, que someterá al examen del Eurogrupo sus reformas, los objetivos de déficit y las pruebas de resistencia a la banca.
Los responsables gubernamentales de la eurozona aprobarán oficialmente el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), el fondo de rescate permanente que por fin saldrá adelante en sustitución del provisional FEEF.
El organismo que encabeza Mario Draghi planea lanzar operaciones de compra de deuda en el mercado secundario de los países que lo pidan y detenerse para observar el efecto que esta decisión tiene en los mercados. La idea es actuar durante ocho semanas y paralizar la adquisición de bonos durante otras cuatro, en periodos que no tiene por qué ser obligatoriamente consecutivos.
El BCE establecerá objetivos implícitos de rebajas en la prima de riesgo del país en cuestión —España, casi con toda seguridad, y quizás Italia—, pero no hará públicos estos objetivos para no desvelar sus cartas ante los tiburones de los mercados.
Todo apunta a que el ministro de Economía, Luis de Guindos, no pedirá en esta ocasión un rescate, sino que el programa de auxilio llegará a finales de octubre o principios de noviembre, según varias fuentes europeas.El Gobierno español también se niega a hacer un pronóstico sobre cuánto bajará el diferencial que España paga para financiarse respecto a Alemania, pero se aferra a un informe en el que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimaba en unos 200 puntos básicos la parte de la prima de riesgo atribuible a las tensiones financieras asociadas a una posible ruptura de la unión monetaria. Según estos cálculos, la situación de la economía española solo justificaría un diferencial en torno a 200 puntos.
Mariano Rajoy y sus ministros llevan semanas asegurando que no solicitarán un programa de ayuda —el segundo de los últimos cuatro meses— hasta conocer los detalles del nuevo mecanismo. “Tomaré la mejor decisión sin desechar ninguna posibilidad”, dijo el presidente el pasado viernes en Malta. Pero en la reunión del Consejo del Banco Central Europeo (BCE) de la semana pasada en Eslovenia se aclararon muchas dudas, según fuentes europeas conocedoras de las negociaciones.
El BCE, además, reclama la intervención del FMI para diseñar y evaluar el mecanismo de ayuda. El Gobierno español, que en el rescate del sector financiero rechazaba la participación del organismo que lidera Christine Lagarde, está ahora de acuerdo con su participación. El Ejecutivo confía en que el FMI será más laxo a la hora de imponer contrapartidas, ya que se muestra más proclive a valorar que la austeridad extrema solo puede agravar la recesión.
Además, los ministros de la zona euro analizarán el plan de reformas que acaba de aprobar el Gobierno español, el camino hacia la consolidación fiscal y el informe recientemente publicado sobre las necesidades de capital de la banca.Pese a estar ya todo preparado, el rescate a España tardará aún varias semanas. Fuentes gubernamentales atribuyen esta espera al deseo de Alemania de agrupar las decisiones relativas a los países del sur de Europa en un mismo paquete para no sufrir el desgaste político de anunciar con cuentagotas los programas de ayuda. Las elecciones en País Vasco y Galicia del próximo 21 de octubre también contribuyen a calmar las prisas, en contra del criterio de líderes como el vicepresidente de la Comisión Europea y titular de Competencia, Joaquín Almunia.
Sobre el primer aspecto, a Guindos le lloverán las felicitaciones. Sobre el segundo, todo lo contrario. Fuentes del Eurogrupo consideran “muy difícil, aunque no imposible” que España logre su objetivo de reducir este año el déficit al 6,3% del PIB, y al 4,5% el próximo. En Europa creen mucho más factible que el agujero en el presupuesto se dispare este año al entorno del 7,5%; y eso sin contar las ayudas a la banca. Pese a estas reticencias, el Gobierno está convencido de que sus socios no le exigirán hoy nuevos recortes para sanear las cuentas.
Los ministros no hablarán solo de España. También abordarán la situación de otros países en la cuerda floja, como Grecia, Chipre y Portugal. Solo se espera una decisión política en el caso portugués, país al que se le concederá un año más para corregir sus problemas de déficit.
EL PAIS