Pese a los malintencionados rumores de cancelación de los días previos, Jennifer Lopez, JLo o simplemente Jennie, llegó por fin hoy a Madrid para ofrecer su primer concierto en España, tan explosivo y sinuoso como las curvas de esta estadounidense que, pasados los 40, vive una segunda era de plenitud.
Han hecho falta trece años para que la bailarina metida a actriz de éxito y después a cantante de éxito -amén de productora, empresaria, diseñadora de moda y jurado de televisión-, trajera a la capital española un espectáculo que han presenciado casi 18.000 personas, una cuarta parte de ellas por casi 100 euros la entrada.
La intérprete de "Let"s Get Loud" (la canción del "¡ya Jennie llegó!") ha recalado en el Palacio de los Deportes en uno de los momentos más brillantes de su carrera, tras la edición en 2011 de su disco "Love?", con el que resurgió gracias a una actuación discotequera de la lambada ("On The Floor").
Aquí ha llegado aprovechando su último lanzamiento, colofón de su etapa en Sony, "Dance Again... The Hits", en el que recopila todos los aciertos desde su debut musical en 1999, protagonistas de la hora y media de duración de su cita madrileña, en la que suena hip hop, funk, la herencia latina de sus raíces puertorriqueñas, pop y finalmente dance.
Con constancia y ojo clínico, Lopez ha sobrevivido en un mercado colapsado de divas blindando su espacio y su famoso palmito, que menea con desparpajo neoyorquino al ritmo de cortes urbanos tan impecablemente producidos como "Get Right", con el que ha arrancado el show embutida en un ceñidísimo mono con brillantes.
Ha sido tras el pitido final del esperado partido futbolístico entre el Barcelona y el Real Madrid, y soltando todo el arsenal: seis músicos, dos coristas, plumas, lentejuelas, ventiladores, melenón al viento, cañones de luz, una escenografía de revista y una decena de bailarines olímpicos que se revolvían al grito de "Madrid, let"s get loud!" (¡Madrid, vamos a hacer ruido!).
"¿Cómo están todos? Mi español no está muy bueno, pero gracias por estar aquí esta noche", gritaba entre aplausos tras "Love Don"t Cost a Thing" y antes de retomar el vibrante pulso inicial del show con "I"m Into You" y "Waiting For Tonight", entre láseres verdes y contorsiones.
El cabaret da paso a un ring de boxeo y la diva vence al primer asalto con "Going In", antes de salir a las calles de su Bronx natal y respirar los ritmos ondulantes del popurrí hip hop formado, entre otros, por "I"m Real" y "Jenny From The Block".
Su joven y nuevo novio bailarín, que de momento no asoma la patita, se deja ver en un vídeo de transición bajo los sones de la balada "Baby I Love U", interrumpido abruptamente para dar paso al tramo soul y funk con "Hold It Don"t Drop It" y a otra parte de cadencias más "suavecitas" y románticas en la que se empeña en mostrar que también canta.
"Yo tengo muchas historias de amor", ha señalado con humor tras tres matrimonios fallidos la que además fue pareja del rapero P. Diddy, el actor Ben Affleck y el cantante Marc Anthony, con quien tuvo dos gemelos, de los que presume en la balada "Until It Beats No More".
Eso ha sido después de presentarse envuelta en gasas en la versión acústica de "If You Had My Love" y en el tema central de "Selena", la película sobre la vida de esa malograda estrella latina que ella protagonizó y que le despertó el gusanillo musical.
Vuelve entonces la revista, esta vez con latitud caribeña, chorreras y desmesura de "brilli brilli" (eso que no falte) para afrontar "Let"s Get Loud", que el público ha jaleado al grito de "¡esa Jennie, esa Jennie!".
Al último asalto ataca con todo el músculo de "Papi" y "On The Floor" al más puro estilo reina de la noche (con capa, trono, cetro y el rap en pantalla de Pitbull), que dejan al personal a punto del "k.o.", asestado con la aparición sorpresa de su joven ligue en "Dance Again", epatador cierre para un espectáculo vigoroso, rácano solo en duración, que para sí quisieran Madonna y Mariah.
EFE