DPA).- En sus buenos tiempos todos lo llamaban “Pistol Pete”, pero diez años después de poner fin a su carrera tenística, Pete Sampras ya no asusta con su saque: su único desafío son sus dos hijos.
“Chicos estupendos”, dice el estadounidense cuando habla de su hijos Ryan y Christian, de siete y nueve años, “pero me gustaría que prestasen un poco más de atención y que ayudaran en casa cuando se lo digo”.Como tenista profesional fue casi invencible durante años, pero como padre de familia tuvo que aceptar derrotas más a menudo.
Sampras, de 41 años, sigue manteniendo figura y condición física, pero la cabellera empieza a clarear. Por lo demás goza de su vida de “jubilado” junto con su familia en California, donde prefiere el palo de golf (handicap tres) a la raqueta de tenis, con la cual ganó unos 150 millones de dólares.
“Está bien no jugar más al tenis, pero sin embargo echo de menos los torneos Grand Slam”, dijo.
La final del Abierto de Estados Unidos 2002 contra su “eterno rival” Andre Agassi fue su último partido oficial. Sampras se impuso en cuatro sets para levantar su décimo cuarto y último Grand Slam.
Para Paul Annacone, su entrenador durante muchos años, aquella victoria es como “si hubiese sido ayer”. Sampras siempre lo recuerda como un “final perfecto”.
“Pistol Pete” no sabía en aquel momento que era su último partido como profesional. La falta de motivación lo llevó a renunciar al tenis.
¿Nadal y Federer? “Luchador contra clase”
Un total de 14 títulos de Grand Slam, siete de ellos en Wimbledon y seis años seguidos número uno del ranking mundial: el hombre de Maryland encarnó para muchos el tenis de los años noventa.
“Lo único que pretendía era ganar”, dijo Sampras. Grabados en la memoria quedaron sus legendarios duelos contra Agassi.
Al estadounidense le parece “estupendo” el actual tenis masculino. Ante todo lo entusiasman los partidos entre el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal.
“Un jugador diestro contra un zurdo. Luchador contra clase. A ellos hay que añadir a Novak Djokovic, un grandioso atleta”.
Los aficionados y la prensa especializada de Estados Unidos esperan ansiosos la llegada de los próximos Sampras y Agassi. Pero para llegar ahí de nuevo pasaran aún diez o 20 años, dice Sampras, porque “el resto de jugadores son ahora mejores y más fuertes y los jugadores extranjeros están bastante hambrientos”.
Sampras asegura que le gustaría jugar en los tiempos actuales, pero hoy, comenta, ya no se trata sólo del deporte. El revuelo de los medios de comunicación es mayor y los tenistas son estrellas en vez de atletas.
“Yo no estaría cómodo con ello, arrojaría mi iPhone al mar”, dice Sampras, que no está seguro de que sus hijos lleguen a ser tenistas profesionales: “Voy poco a poco, paso a paso”.
Durante la semana lleva los chicos a clases de tenis y el fin de semana de golf. “Vivimos en una época con demasiada tecnología. Simplemente deseo que sean activos y que no se queden sentados en casa”, dice Sampras.
“Y si más tarde juegan al tenis, estupendo. Y si no, también”.