El alivio del dolor que ofrece la marihuana o cannabis varía enormemente entre quienes lo consumen, sugiere un estudio de imágenes cerebrales llevado a cabo en la Universidad de Oxford (Reino Unido). Los investigadores descubrieron que una tableta oral de THC, el ingrediente psicoactivo de la marihuana, tiende a hacer que la experiencia de dolor sea más soportable en lugar de reducir la intensidad del dolor.
La resonancia magnética de imágenes cerebrales mostró una actividad reducida en áreas claves del cerebro que justificó el alivio del dolor que experimentaron los participantes del estudio, cuyas conclusiones publica la revista 'Pain'. El estudio, financiado por el 'UK Medical Research Council' y el Instituto Nacional para la Investigación en Salud del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Oxford, se realizó en un grupo de 12 hombres sanos y se analizó sólo uno de los muchos compuestos de la marihuana.
Antes de una exploración, los participantes recibieron una tableta de 15 miligramos de THC o delta-9 tetrahidrocannabinol, el compuesto activo psicotrópico del cannabis, que impulsa el uso recreacional de la droga, o placebo. Para inducir un cierto nivel de dolor, los voluntarios se aplicaron en la piel de una pierna una crema con un 1 por ciento de capsaicina, el ingrediente de los chiles, que provoca una sensación de calor, ardor y dolor.
Cada participante tuvo cuatro pruebas de resonancia magnética para cubrir cada combinación de THC o placebo y el dolor que le produjo la crema. "Hemos encontrado que con el THC, en promedio las personas no registraron ningún cambio en la quemadura, pero el dolor les molestaba menos", resumió el doctor Michael Lee, del Centro de Resonancia Magnética Funcional del Cerebro de la Universidad de Oxford.
Si bien este efecto promedio fue estadísticamente significativo, hubo una gran variabilidad entre los participantes del efecto del THC en el dolor que experimentaron, como corroboran las imágenes cerebrales: sólo seis de los 12 registraron un claro cambio en la cantidad y el dolor que les molestaba, por ejemplo.
Así, el cambio en el desagrado del dolor fue emparejado con una supresión de la actividad en la parte del cerebro llamada la corteza cingulada anterior media y hubo cambios en la actividad de la amígdala derecha que se correlacionaron con la disminución en el desagrado del dolor con el THC.
De mayor interés para los investigadores, sin embargo, fue la fuerza de la conexión entre los individuos en su amígdala derecha y una parte de la corteza primaria llamado el área sensoriomotora. La fuerza de esta relación en los participantes individuales se correlacionaron bien con diferentes efectos del THC en el dolor que ese voluntario experimentó, lo que sugiere que podría haber una manera de predecir quién podría beneficiarse de tomar cannabis para aliviar el dolor.
"Es posible que en el futuro se pueda predecir quién responderá al cannabis, pero tendrían que hacerse estudios en pacientes con dolor crónico durante períodos de tiempo más largos", afirma el doctor Lee. A su juicio, el entendimiento de los efectos del cannabis sobre los resultados clínicos o la calidad de vida de aquellos que sufren dolor crónico necesitarían investigaciones en pacientes durante períodos de tiempo largos.
Y concluye: "El cannabis no parece actuar como un analgésico convencional. Algunas personas responden muy bien, otros no del todo, o incluso mal. Las imágenes del cerebro muestran una pequeña reducción en las regiones cerebrales que codifican la sensación de dolor, que es lo que tendemos a ver con drogas como los opiáceos. La marihuana parece afectar principalmente a la reacción emocional al dolor de una manera muy variable".
EP
La resonancia magnética de imágenes cerebrales mostró una actividad reducida en áreas claves del cerebro que justificó el alivio del dolor que experimentaron los participantes del estudio, cuyas conclusiones publica la revista 'Pain'. El estudio, financiado por el 'UK Medical Research Council' y el Instituto Nacional para la Investigación en Salud del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Oxford, se realizó en un grupo de 12 hombres sanos y se analizó sólo uno de los muchos compuestos de la marihuana.
Antes de una exploración, los participantes recibieron una tableta de 15 miligramos de THC o delta-9 tetrahidrocannabinol, el compuesto activo psicotrópico del cannabis, que impulsa el uso recreacional de la droga, o placebo. Para inducir un cierto nivel de dolor, los voluntarios se aplicaron en la piel de una pierna una crema con un 1 por ciento de capsaicina, el ingrediente de los chiles, que provoca una sensación de calor, ardor y dolor.
Cada participante tuvo cuatro pruebas de resonancia magnética para cubrir cada combinación de THC o placebo y el dolor que le produjo la crema. "Hemos encontrado que con el THC, en promedio las personas no registraron ningún cambio en la quemadura, pero el dolor les molestaba menos", resumió el doctor Michael Lee, del Centro de Resonancia Magnética Funcional del Cerebro de la Universidad de Oxford.
Si bien este efecto promedio fue estadísticamente significativo, hubo una gran variabilidad entre los participantes del efecto del THC en el dolor que experimentaron, como corroboran las imágenes cerebrales: sólo seis de los 12 registraron un claro cambio en la cantidad y el dolor que les molestaba, por ejemplo.
Así, el cambio en el desagrado del dolor fue emparejado con una supresión de la actividad en la parte del cerebro llamada la corteza cingulada anterior media y hubo cambios en la actividad de la amígdala derecha que se correlacionaron con la disminución en el desagrado del dolor con el THC.
De mayor interés para los investigadores, sin embargo, fue la fuerza de la conexión entre los individuos en su amígdala derecha y una parte de la corteza primaria llamado el área sensoriomotora. La fuerza de esta relación en los participantes individuales se correlacionaron bien con diferentes efectos del THC en el dolor que ese voluntario experimentó, lo que sugiere que podría haber una manera de predecir quién podría beneficiarse de tomar cannabis para aliviar el dolor.
"Es posible que en el futuro se pueda predecir quién responderá al cannabis, pero tendrían que hacerse estudios en pacientes con dolor crónico durante períodos de tiempo más largos", afirma el doctor Lee. A su juicio, el entendimiento de los efectos del cannabis sobre los resultados clínicos o la calidad de vida de aquellos que sufren dolor crónico necesitarían investigaciones en pacientes durante períodos de tiempo largos.
Y concluye: "El cannabis no parece actuar como un analgésico convencional. Algunas personas responden muy bien, otros no del todo, o incluso mal. Las imágenes del cerebro muestran una pequeña reducción en las regiones cerebrales que codifican la sensación de dolor, que es lo que tendemos a ver con drogas como los opiáceos. La marihuana parece afectar principalmente a la reacción emocional al dolor de una manera muy variable".
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