El nuevo primer ministro nipón, Shinzo Abe, inspeccionó hoy la central de Fukushima,epicentro de la crisis nuclear, para comprobar las labores de desmantelamiento en medio de las dudas sobre la política energética que tomará el Gobierno.
Abe, que asumió su cargo oficialmente el pasado 26 de diciembre tras arrasar en las urnas en las pasadas elecciones, comenzó su visita en el centro deportivo J-Village, un campo de entrenamiento de fútbol cercano a la central reconvertido tras el accidente en base para los trabajadores de la planta.
Allí, vestido con un traje para prevenir la alta radiación, agradeció a los empleados de TEPCO, operadora de la maltrecha central, su arduo trabajo y los avances logrados hasta la fecha.
"Se que el trabajo de desmantelamiento (de los reactores de la central) es duro. Pero avanzan bien y todo os lo debemos a vosotros", indicó Abe en unas declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
Se calcula que en total, cerca de 3.000 personas trabajan en las instalaciones de Fukushima Daiichi para poder retirar el combustible dañado y desmantelar las unidades afectadas, un proceso que según los expertos puede llevar unas cuatro décadas.
Posteriormente, visitó la central y ante cerca de 80 empleados el primer ministro quiso remarcar que la reconstrucción de Fukushima y Japón llegará tras lograr con éxito "el desafío del desmantelamiento" de la planta, un trabajo para el que el Gobierno "está preparado para dar su completo apoyo" y espera poder acelerar.
La visita de Abe, que según sus asesores tiene como objetivo mostrar su compromiso de acelerar la reconstrucción del noreste nipón, azotado por el tsunami y la crisis nuclear de 2011, se produce en un momento en el que aumentan los rumores sobre el interés del Gobierno por retomar poco a poco la energía atómica.
Desde que se decretara la crisis en Fukushima, Japón ha ido paralizando paulatinamente todos los reactores nucleares hasta alcanzar el hito, entre mayo y junio, de dejar por primera vez en 42 años al país bajo un apagón nuclear absoluto.
El temor a no poder alcanzar la demanda eléctrica necesaria en el centro del país durante el caluroso verano nipón llevó al Ejecutivo, entonces liderado por Yoshihiko Noda, a reanudar dos de los reactores, los únicos de entre los cincuenta con los que cuenta el país en estar actualmente en funcionamiento.
Abe, de 58 años, se ha mostrado tanto durante la campaña electoral como desde que asumió el poder reticente a adoptar una postura clara con respecto a la energía nuclear.
A pesar de que su compromiso es el de revisar la necesidad de retomar las nucleares en tres años, en los apenas tres días de vida de su Gobierno ya han dado pistas de su intención de desviarse del camino abierto por el anterior Ejecutivo de Noda, que anunció un futuro sin energía atómica en Japón a partir del año 2030.
Tras visitar hoy Fukushima, Abe anunció su intención de revisar la meta propuesta por el Gobierno de Noda: "No se va a convertir en realidad solo por que se desee. Voy a promover medidas políticas responsables".
Las declaraciones de Abe, que dejan la puerta abierta a la posibilidad de reanudar gradualmente la energía atómica, suponen un jarro de agua fría para los grupos de ciudadanos, organizaciones y residentes de las zonas afectadas que no han dejado de pedir el fin de la energía nuclear tras Fukushima.
"Necesitamos reconsiderar la política del anterior Gobierno de anular las operaciones de las centrales nucleares", indicó tras su designación el ministro de Economía, Comercio e Industria, Toshimitsu Motegi.
Motegi, elegido por Abe como el responsable del futuro energético de Japón, ha apuntado también a la necesidad de confirmar la seguridad de la plantas nucleares como un paso previo prioritario para decidir o no su reactivación.
"Tenemos que pensar en cómo responder a esta situación, pero se enfatizará la seguridad sobre cualquier circunstancia", al tiempo que quiso dejar claro que en el proceso de decidir la política nuclear, el Gobierno mantendrá "de manera constante" el diálogo con las administraciones locales que alberguen unidades nucleares.
EFE