Paracaidistas cubanos preparaban una operación para rescatar a Hugo Chávez después de los sucesos violentos del 11 de abril de 2002, según dijo el politólogo franco-español Jorge Verstrynge le habría confesado una hija del fallecido Presidente.
En abril de 2002 protestas de la oposición llevaron a la salida temporal de Chávez del poder, en el que fue restituido dos días después gracias a la intervención del regimiento blindado de La Placera, Maracay, liderado por Raúl Isaías Baduel, hoy condenado por presuntos actos de corrupción.“Y tuvo suerte Chávez cuando estuvo encerrado, que llamó a su hija a la Habana, y pensé que todo se iba a la mierda. Tenía al agregado militar de Venezuela aquí llorando en las escaleras de mi casa. Llamo al consejero de Chávez preguntando si tenía algún tipo de vicepresidente, y no había designado a nadie. Llamo a la mujer de Chávez, y me dice: ‘Mi marido no se ha rendido, no es verdad lo que dicen… hable usted con mi hija’. Llamo a la hija, y me dice: ‘Mi padre no ha dimitido y espero que lo liberen pronto los paracaidistas de Maracay, si no, están aquí preparando una operación de paracaidistas cubanos para liberar a Chávez’. Lo que nos faltaba para llevar a la guerra total”, señaló Verstrynge en una entrevista concedida a la revista digital Jot Down.
Verstrynge también criticó que a Hugo Chávez se le diera en algunos medios de comunicación un trato de dictador, recordando su respuesta después de abril de 2002 y la que hubiese tenido otro mandatario “de la época de De Gaulle”.
“Cuando se produce el golpe de estado militar contra Chávez vi en la televisión venezolana a militares de uniforme haciendo llamados a los regimientos para que se sublevaran. Se produce el golpe, yo estaba colaborando con ellos, y me llega una consulta de un diputado preguntándome qué es lo que debe hacer. Conociendo los casos de la época de De Gaulle, recordé lo que hacía en aquel tiempo en los levantamientos: 1.º Manda fusilar a uno y 2.º Manda a la cárcel a unos cuantos. No sé si había pena de muerte en Venezuela, pero no es aceptable que un señor de uniforme llame a la sedición, por tanto, a la trena. Y proclame usted el estado de excepción. Contestación: ‘yo no proclamo el estado de excepción, porque si lo hago van a decir que soy un dictador’; a la pregunta de si deben ir a la cárcel, sí, pero no por una detención, sino siguiendo la justicia ordinaria. ¿Eso es un dictador?”.
Con información de Jot Down / para leer la entrevista completa pulse aquí