La lucha contra el déficit público, la prioridad del Gobierno en 2012, se salda con un resultado agridulce. Las pérdidas contabilizadas por ayudas públicas a la banca que no se confía en recuperar elevan el desfase de las cuentas del año pasado al 10,6% del PIB, según acaba de certificar Eurostat, la agencia estadística de Bruselas. Es el mayor agujero presupuestario en toda la Unión Europea, solo cercano al de Grecia (10%).
Si se excluye del cómputo el rescate financiero, se confirma un recorte del déficit (del 9% de 2011 al 7% de 2012), pero ni se cumple el compromiso pactado con Bruselas (6,3%), ni se sale de la primera línea de atención de los mercados. Más aún, si la deuda pública, donde suma el rescate financiero, pero también los créditos del Gobierno a las comunidades autónomas para pagar a proveedores, es la que crece a mayor velocidad de la UE en los últimos meses: siete puntos porcentuales en el último trimestre del año pasado y contando.
España tiene a ocho países europeos por delante en el nivel de deuda pública acumulado, un indicador al que los mercados prestan casi tanta atención como a la falta de actividad -la economía española sufre una recesión más prolongada ya que la de 2008-2009-. Pero, para los inversores, más importante aún es la velocidad a la que crece: el salto entre finales de 2011 (69,3%) y de 2012 (84,2% del PIB) es más que notable. Y en los dos primeros meses del año, la deuda pública española ronda ya el 87%.
Nada refleja mejor la dificultad de ajustar los presupuestos en plena recesión como la evolución de los ingresos públicos. Tras la mayor subida de impuestos de la democracia (recargo al IRPF, alza del IVA, eliminación de deducciones en el impuesto de sociedades), la proporción de ingresos sobre el PIB solo aumentó del 35,7% al 36,4%, con la recaudación lastrada por el enorme desempleo (al que los recortes y la reforma laboral han dado otro empujón) y la falta de actividad económica. Solo Irlanda, dentro de la zona euro, tiene un nivel de ingresos públicos menor.
El contraste con Alemania, la primera economía del euro, es enorme. El Gobierno de Angela Merkel ha coseguido cerrar 2012 en superávit (0,2% del PIB), algo fuera del alcance del resto de la Unión Europea. También, un recordatorio de que Berlín no cree en la expansión del gasto para apoyar al resto de la eurozona, como le reclama el FMI. Y el leve aumento de la deuda pública (del 80,4% al 81,9%) tiene que ver sobre todo con el dinero puesto en los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal (más de 56.000 millones).
El Gobierno se apoyará en la evidencia estadística para fundamentar su petición de que la Comisión Europea le de hasta dos años más para llevar el déficit al 3% del PIB. Más aún cuando las previsiones económicas, que el Ejecutivo del PP revisará esta semana, apuntan a que la recesión, más aguda de lo que anticipaba la estimación oficial (-0,5% frente al -1,6% que pronostica el FMI), se prolongará hasta finales de año.
EL PAIS