Según los resultados del estudio, cuando los sujetos no se exponen a la luz del día durante 5 días consecutivos experimentan un retraso de 30 minutos en la secreción de melatonina, la hormona del sueño que le indica al organismo que ha llegado la hora de irse a dormir.
Concretamente, cada día que transcurre sin que recibamos luz natural a primeras horas del díasupone un retraso de 6 minutos en la hora a la que podemos conciliar el sueño, publica la revista "Neuroendocrinology Letters".
Además de provocar un trastorno del ritmo biológico, cambiando los patrones de sueño, temperatura corporal y apetito, la ausencia de luz durante el día puede reducir la atención y el rendimiento, indican los autores del estudio.
"La situación cambiaría drásticamente si en estos espacios dejaran entrar la luz natural a sus estancias, donde las personas estudian o trabajan", señala la autora del estudio Mariana Figueiro
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