Hace apenas una semana el conductor del programa La Hojilla, Mario Silva, formó parte de las noticias más importantes de la política en el país. Líderes de la oposición sacaron a la luz pública una conversación presuntamente, entre Silva y un alto funcionario militar de Cuba.
Este audio causó un gran revuelo entre ambos bandos, tanto chavistas y opositores defendían a capa y espada su posición. La información allí expuesta involucraba directamente a máximos representantes del Gobierno, en cuanto a temas de corrupción y uso de poder.
Debido al auge de la noticia, el diario regional Panorama publicó este lunes un reportaje sobre Mario Silva, al cual definen como un “Apóstol” entre los chavistas y un “Mefistófeles” entre los opositores.
A continuación el reportaje completo:
Irónico. Polémico. Sarcástico. Irreverente. Mordaz. Provocador. Mario Silva tiene tantos detractores como admiradores. Su “Tropa” le obedece con asombrosa disciplina sus llamados al combate comunicacional. La defensa de la “Revolución Bolivariana” se convirtió en una obsesión y asumió la tarea con rigor militar: No hay tregua, ni armisticio posible con el enemigo (léase: contrarrevolucionarios, oligarcas, burgueses, sifrinos, majunches, y hasta los chavistas light).Armó, desde las pantallas de VTV, una trinchera comunicacional “para defender al proceso” de los continuos ataques de la “guerra mediática”.Con singular intransigencia, lo mismo critica a la prensa por sus “ataques sin cuartel” que se incomoda por las interpretaciones que de sus mensajes se hacen.Su especialidad: pillar las pifias opositoras para sacarle provecho en su programa La Hojilla, y particularmente: las grabaciones privadas de los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (y de sus muchas versiones previas, entre ellas: La desaparecida Coordinadora Democrática).Silva podía darse el lujo de sentar en su set al mismísimo Hugo Chávez, quien frecuentemente lo llamaba al programa para proporcionarle un tubazo. El conductor de La Hojilla acumuló un inmenso poder en la TV y el Psuv.Para los chavistas es un apóstol que los defiende, para los opositores, un Mefistófeles que los agrede sin tregua.
Es un personaje sin términos medios. No hay escala de grises para definirlo. Es negro o es blanco. Es ángel o demonio.
Mario Silva ha puesto la cara y el micrófono para defender su revolución sin medias tintas. Y los excesos en los que ha incurrido, para él no son sino bajas necesarias.Sin embargo, este “señor de la noche”, hace una semana se convirtió en el centro de atención nacional e internacional. Un audio de una hora y cuatro minutos, en el que se escucha su voz realizando gravísimas acusaciones de sus propios compañeros de partido, ha revolucionado el acontecer político venezolano.Silva, quien prometió reaparecer en su programa, se defendió alegando que se trataba de un montaje del Mossad israelí y de la Central de Inteligencia Norteamericana. Sin embargo, esa misma noche se despidió de su fiel audiencia alegando motivos de salud. Viajaría a Cuba para recibir tratamiento.Su Tropa (Tuiteros Revolucionarios Organizados para la Patria), entre desconcierto y disciplina, aceptó su versión y la defendieron con fuerza en las redes sociales.Pero en sus muchas “víctimas” hubo el inevitable sabor de la venganza.La fiscalía, a instancia de la oposición, decidió abrir una investigación sobre el “Silvaleaks”.¿Pero cómo interpretaron las bases del Psuv aquello que escucharon de la voz del propio Silva?“Creo que el país está dando por cierto todo lo que Mario Silva dijo en esa grabación. Yo no confío para nada en Mario Silva —aunque en su programa diera algunas batallas mediáticas necesarias para contrarrestar los desmedros de los medios——, pero menos confío en esa oposición que, ahora resulta creer absolutamente todo lo que éste dijo, para embutirnos en una guerra sin cuartel que está enloqueciendo a mucha gente… ¿Qué conveniente no?”.Se pregunta a su vez, Herbert Silva, analista político, quien considera que con esa certeza “la oposición está haciendo planes: Transformar todo el contenido de la grabación, en una pieza publicitaria, es un movimiento político lógico para volver polvo al Gobierno, pero un total sinsentido tomando en cuenta que nada de lo dicho, se ha comprobado. Asumir que esta grabación demuestra el nivel de descomposición del Gobierno, y que la unidad entre las fracciones de Diosdado y Maduro está fracturada, no es más que una temeridad (por no llamarlo de otra forma)”.Pero más allá del obvio provecho político que la oposición saca del polémico audio, más complicado es para el chavismo el efecto que dentro de sus propias bases está teniendo.Mario Silva puso a disposición su programa y aunque dijo estar abierto a cualquier investigación, desde el mismo momento en el que se le escuchó acusar a sus copartidarios de corrupción, el daño estaba hecho.Mario Silva lo sabe. No pidió disculpas a nadie (no tenía por qué, según dijo) y tampoco mencionó ni una sola vez a ninguno de los citados en el audio.Desde el Psuv hubo quienes en secreto confesaron que Diosdado Cabello (target principal de la grabación) había pedido su cabeza.Ahora el entorno político ha variado. Desde Miraflores ha habido acercamientos con el sector empresarial al que tanto ataca este incisivo comunicador.La combativa audiencia de La Hojilla espera el regreso de Silva a la pantalla para despejar incertidumbres o en insistir en sus batallas. Pero Silva va a encontrar a varios enemigos “fuera del aire” y eso representa un cambio significativo para su propia existencia.Entre quienes han desfilado por el palacio están los dueños de las televisoras nacionales: Venevisión, Televen e, incluso, la archienemiga del Gobierno, Globovisión.Mario Silva era una respuesta y una necesidad para el chavismo ¿pero, una vez amainada la trinchera del frente, seguirá siendo necesario?No pocos sectores dentro de los rojos, sin mencionarlo, quizás temerosos de caer en su temible lengua, criticaban a aquellos operadores que se encargaban de reproducir con insistencia y en demasía las versiones de los canales opositores.Luis Britto García en su actualizada retahíla sobre los “matavotos” además de los “ineficientes, dientes rotos y burócratas inventa planillas” añadió a aquellos comunicadores del sistema de medios públicos que “competían reñidamente, afanados en contaminar sus mensajes remedando todos los defectos de los medios privados y manteniendo en vigencia por mención saturativa a momias y cadáveres insepultos opositores”.El “Silvaleaks” más que poner a temblar al Gobierno, pone a temblar a todos los que en privado, vía telefónica, con sus amigos o sus enemigos gustan de opinar y especular, porque si fueron capaces de grabar a Mario Silva ( o de realizarle tan buen montaje) qué quedará para el resto de los mortales venezolanos.Mario Silva necesitará tiempo o un material aún más comprometedor y verosímil para volver por sus fueros. La sombra de la duda lo persigue y batallar con ella no es fácil ni simple, sobre todo, para alguien que puede tomar un café con Fidel Castro y charlar con el propio Raúl.“El señor de la noche/soy mitad hombre y mitad animal/”, suena en el fondo, Mario Silva, se ríe irónicamente. La polémica se instala y la batalla continúa.Por: M. Delgado Marcucci
Con información de Panorama