EFE-El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que llegó a la ciudad rusa de San Petesburgo para participar en la cumbre del G20, se propone recabar apoyo internacional para lanzar un ataque "limitado" contra Siria.
Sin embargo, no será una tarea sencilla para Obama, ya que entre los gobernantes que asisten al cónclave está la resistencia del presidente anfitrión Vladimir Putin, principal opositor a una acción militar en el país árabe.
Luego que en la víspera el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos aprobara una resolución que autoriza un ataque militar en Siria, Putin advirtió que ello sería una “agresión".
"Ahora el Congreso y el Senado estadounidenses están ocupados en legitimar una agresión y estamos todos atentos ante las pantallas esperando a ver si esto será autorizado o no", afirmó según recoge Infobae.com.
De igual forma, el gobierno chino se alineó con la posición de Rusia al sostener que una intervención militar dañaría a la economía mundial y haría subir los precios del petróleo.
Por su parte, el canciller brasileño Luiz Alberto Figueiredo, señaló a nombre de la presidenta Dilma Rousseff, que la crisis en Siria no se resolverá con una acción militar sino que debe haber una solución política.
“Apoyamos fuertemente la realización de una segunda reunión en Ginebra para buscar por el diálogo, por la negociación, una solución al conflicto", manifestó.
En tanto, su par japonés, Fumio Kishida, habló de buscar "una solución pacífica para el asunto".
Francia, principal aliado de Estados Unidos
Sin embargo, Estados Unidos tiene como aliado a Francia, que se ha mostrado a favor de la intervención en Siria desde que la Casa Blanca reconoció que contaba con pruebas suficientes para demostrar que el régimen sirio de Bashar al Asad utilizó armas químicas contra civiles.
El mandatario francés, François Hollande, hizo referencia a una acción "proporcionada y firme", y aseguró que su país busca una coalición internacional "lo más amplia posible" de los "pocos países que tienen la capacidad de aplicar una sanción a Siria con los medios adecuados".
En un primer momento, el primer ministro británico, David Cameron, se había alineado con sus pares de Estados Unidos (EE.UU.) y Francia en la idea de encabezar una acción militar en Siria.
Sin embargo, Cameron debió dar marcha atrás luego del rechazo parlamentario, con el rechazo de la oposición laborista, a los que se unieron 30 diputados conservadores y 9 liberaldemócratas, alieneados al gobierno del primer ministro.
Entre tanto, el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, desde un primer momento dejó en claro la postura de su país de no alinearse a una acción militar. "Ni se nos ha pedido intervenir, ni lo consideramos", sostuvo.
"Instamos a que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas encuentre una solución conjunta", explicó Westerwelle.