Habitantes de Maturín, estado Monagas, denunciaron deficiencias en la venta de productos y alimentos en el Hiper PDVAL Los Bloques.
Eduardo Rojas, uno de los usuarios que tenía intenciones de hacer compras en el local, aseguró que "nunca abren: ni los domingos ni los días lunes ni los días martes, y cuando abren lo único que hay es enlatados, puro atún".
Manifestó que cuando intenta comprar pollo o harina, "nunca hay".
"¡Todo exagerado! El litro de aceite de soya está 45 bolívares", reclamó Rojas respecto al alto costo de los productos, y criticó la falta de abastecimiento.
"Papel tualé y harina, no hay. ¡Aquí no hay nada! 800 bolívares van aquí, y aquí lo que hay es aliño, pescado y mortadela", contó sobre los alimentos que pudo comprar a comerciantes informales.
El consumidor denunció que "a las 3 de la mañana le dan la marcancía a los buhoneros (...) El papel tualé de 12 que cuesta Bs. 54, te lo venden a Bs. 120; y aquí Indepabis dice que ellos trabajan en horario de oficina".
Asimismo, una ama de casa indicó que no se consigue papel higiénico y el que pudo comprar lo pagó en Bs. 120 por paquete. "No hay ni papel toalé ni servilleta ni nada de eso", denunció una ciudadana a las puertas de un Mercal.
Otra usuaria denunció que falta personal en los mercados del Gobierno. "Una cola larguísima y solo hay dos cajeros trabajando".
Albert Narváez, presidente de Comisión de Producción y abastecimiento del Consejo Legislativo del estado Monagas, insiste en que el problema es el acaparamiento. Anunció que han sido cerrados 425 comercios asiáticos en la región.
"Tenemos atrofiado y en desequilibrio la producción, distribución y consumo. Hay un problema estructural del proceso de producción en cuanto a hacer los productos que debemos consumir los venezolanos", dijo Narváez.
A pesar de esto, los usuarios reclaman su derecho a la conseguir alimentos. "Gente de Caripe, Aguasay y de otros pueblos cercanos viaja hasta Maturín para poder comprar pollo y carne. Vienen y solo pueden llevar una bandejitas de carne. En Caracas se ven todos los rubros que necesitamos en Maturín", reclamó una consumidora
Eduardo Rojas, uno de los usuarios que tenía intenciones de hacer compras en el local, aseguró que "nunca abren: ni los domingos ni los días lunes ni los días martes, y cuando abren lo único que hay es enlatados, puro atún".
Manifestó que cuando intenta comprar pollo o harina, "nunca hay".
"¡Todo exagerado! El litro de aceite de soya está 45 bolívares", reclamó Rojas respecto al alto costo de los productos, y criticó la falta de abastecimiento.
"Papel tualé y harina, no hay. ¡Aquí no hay nada! 800 bolívares van aquí, y aquí lo que hay es aliño, pescado y mortadela", contó sobre los alimentos que pudo comprar a comerciantes informales.
El consumidor denunció que "a las 3 de la mañana le dan la marcancía a los buhoneros (...) El papel tualé de 12 que cuesta Bs. 54, te lo venden a Bs. 120; y aquí Indepabis dice que ellos trabajan en horario de oficina".
Asimismo, una ama de casa indicó que no se consigue papel higiénico y el que pudo comprar lo pagó en Bs. 120 por paquete. "No hay ni papel toalé ni servilleta ni nada de eso", denunció una ciudadana a las puertas de un Mercal.
Otra usuaria denunció que falta personal en los mercados del Gobierno. "Una cola larguísima y solo hay dos cajeros trabajando".
Albert Narváez, presidente de Comisión de Producción y abastecimiento del Consejo Legislativo del estado Monagas, insiste en que el problema es el acaparamiento. Anunció que han sido cerrados 425 comercios asiáticos en la región.
"Tenemos atrofiado y en desequilibrio la producción, distribución y consumo. Hay un problema estructural del proceso de producción en cuanto a hacer los productos que debemos consumir los venezolanos", dijo Narváez.
A pesar de esto, los usuarios reclaman su derecho a la conseguir alimentos. "Gente de Caripe, Aguasay y de otros pueblos cercanos viaja hasta Maturín para poder comprar pollo y carne. Vienen y solo pueden llevar una bandejitas de carne. En Caracas se ven todos los rubros que necesitamos en Maturín", reclamó una consumidora