Después del show del domingo, en que buena parte del elenco kirchnerista, con Amado Boudou a la cabeza, celebró en el Hotel NH Tango el haber conservado la mayoría en el Congreso como un triunfo, otras voces del oficialismo empezaron a admitir la derrota y advertir que se vienen tiempos de cambios.
" Se perdió en los principales distritos electorales del país. Es un dato objetivo. El oficialismo ha retrocedido allí ”, dijo ayer el jefe de la bancada del Frente para la Victoria en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, antes de valorar como un hecho positivo que, en ese escenario adverso, se haya mantenido al menos “la primera minoría a nivel nacional” y “por ahora tengamos el control de ambas cámaras”.
Pichetto, diputado menemista en los noventa y senador peronista desde 2001, renovó el domingo su banca en la Cámara Alta con casi el 50 por ciento de los votos en Río Negro. Con todo, y en vista del resultado general de la elección, aseguró que se abre “una etapa donde tenemos que afianzar la gobernabilidad “y anticipó que “ el Parlamento va a ser un espacio de mayor nivel de diálogo, convivencia y búsqueda de consensos ”.
Caracterizó a los próximos dos años como “ un período de transición hacia la redefinición de un nuevo liderazgo ” en el peronismo. No dejó afuera a Sergio Massa, al que se negó a caracterizarlo como “traidor”, como habían hecho otros dirigentes kirchneristas.
“A mí me parece que no es un término adecuado. Es agraviante. Está fuera del proyecto nacional y ha construido un espacio y un proyecto propio”, explicó por radio Mitre, “pero me parece que habrá que dialogar con todos en la construcción de una agenda positiva por el bien de los argentinos”, consideró.
Silvina García Larraburu, la compañera de boleta de Pichetto que también obtuvo su banca, salió a postular al senador como posible integrantes de una fórmula presidencial para 2015.
Pichetto también alabó ayer el fallo de la Corte Suprema por la Ley de Medios y admitió que el atraso cambiario afecta a las economías regionales como las del Alto Valle. “Hay que ayudar para que la gestión de la Presidenta concluya bien”, agregó, con palabras casi calcadas a las que había utilizado después de la derrota en las PASO Daniel Scioli.
Precisamente el gobernador bonaerense es uno de los que se mostró más incómodo en la noche del domingo, cuando Boudou y otros funcionarios esquivaron la admisión de la derrota y se dedicaron a una sobreactuada celebración.
Scioli puso en marcha un operativo de contención de intendentes bonaerenses postulando al matancero Fernando Espinoza como conductor del PJ provincial.
El martes, siete gobernadores peronistas viajaron a San Juan para visitar al convaleciente José Luis Gioja y dar al mismo tiempo un mensaje político.
“No es para salir a festejar”, dijo el entrerriano Sergio Urribarri, sobre el resultado electoral. “Unidad en la adversidad” y “apoyo irrestricto” a Cristina Kirchner, agregó el chaqueño Jorge Capitanich.
El vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, fue uno de los primeros en volver a tomar distancia del gobernador, tras el fracaso electoral. El lunes mismo, señaló que la campaña de Martín Insaurralde “estuvo vacía de contenido” y que había apelado “más a slogans casi personales”. “Echarle mano al asesoramiento de un publicista degrada la profundidad de nuestro proyecto”, apuntó Mariotto a la campaña diseñada por Ernesto Savaglio, que trabaja con Scioli.
EL CLARIN