Corea del Norte amenazó hoy con convertir en "un mar de fuego" la oficina presidencial del Sur, como una advertencia en la víspera del tercer aniversario del bombardeo norcoreano que causó cuatro muertos en la isla sureña de Yeonpyeong.
"Hace tres años las represalias se limitaron a Yeonpyeong, pero en el futuro incluirán la oficina presidencial Cheongwadae (Casa Azul) y otros centros del gobierno títere de Corea del Sur", indicó el Ejército Popular norcoreano en un despacho difundido por la agencia estatal KCNA.
Corea del Norte, que atribuye el bombardeo del 23 de noviembre de 2010 a una previa "provocación" del Sur, advirtió de que si ésta vuelve a producirse "reducirá Cheongwadae a un mar de fuego", según el comunicado del Ejército.
El año pasado Corea del Norte realizó una amenaza similar dos días antes de que se celebrara el segundo aniversario del bombardeo de Yeonpyeong.
Por su parte, el Ejército de Corea del Sur respondió a la nueva ofensiva verbal del régimen de Kim Jong-un con la promesa de responder con contundencia a un nuevo ataque armado.
"Si Corea del Norte realiza una nueva provocación, devolveremos el fuego no sólo al origen del ataque, sino también a las fuerzas de apoyo y el mando" del Ejército, indicó en un comunicado el Comando de Defensa de las Islas del Noroeste surcoreano.
Esta unidad del Ejército calificó el ataque sobre Yeonpyeong de hace tres años como "una acción inhumana contra surcoreanos inocentes".
Mañana se cumplen tres años desde que el Ejército Popular de Corea del Norte bombardeara por sorpresa la isla con 170 obuses, en un ataque que ocasionó cuatro muertos -dos militares y dos civiles- y destruyó unas cuarenta casas.
Desde el suceso de 2010, que ocasionó uno de los mayores episodios de tensión en las últimas décadas, el Gobierno surcoreano reforzó la defensa de sus islas con numerosos sistemas militares para prevenir y contrarrestar eventuales ataques de Pyongyang.
Ambas Coreas permanecen técnicamente enfrentadas desde la Guerra de Corea (1950-53), concluida con un armisticio que nunca legó a sustituirse por un tratado de paz definitivo.
EFE