Cientos de ciudadanos de Manila han acogido en sus hogares a algunas de las miles de personas que lo perdieron todo tras el paso del tifón Haiyan y que se vieron forzados a huir a la capital para escapar de posibles epidemias y la carencia de agua y comida.
Este gesto de solidaridad de los filipinos responde a la petición de "Project Yakap", algo así como "Proyecto Abrazos", uno de los muchos que han puesto en marcha por iniciativa propia los ciudadanos del país para tratar de ayudar a los más de 10 millones de damnificados por el desastre natural en el que han muerto más de 4.000 personas.
"Project Yakap" intenta "aliviar de alguna forma la situación de caos" que se está viviendo actualmente en Filipinas, apunta una de sus promotoras, la activista política y actriz filipina Mae Paner, conocida popularmente como Juana Change.
Tras la total devastación que sufrieron varias localidades de las provincias de Leyte y Samar, miles de personas de la ciudad de Tacloban, una de las más afectadas, trataban de huir de la zona, y fueron trasladadas a Manila en aviones militares estadounidenses y filipinos.
Pero una vez en la base aérea de Villamor, a escasos kilómetros del centro de Manila, muchos evacuados no tienen a dónde ir.
"Después de un tifón como este, lo que necesitan las víctimas es quedarse en casa de otras personas donde poder comer con gente, hablar con gente, donde poder recibir muestras de cariño", explica a Efe Paner, que ha acogido en su hogar a 13 miembros de una misma familia afectados por el tifón.
"Muchísimas personas han perdido a sus familiares, han perdido sus hogares y prácticamente todo lo que tenían, excepto lo que llevaban encima cuando llegó Haiyan. Lo que necesitan son abrazos", asegura la activista mientras el resto de los 16 habitantes de la casa, un apartamento de 3 habitaciones, preparan la cena.
Paner califica la localidad de Tacloban como "la tierra de los zombies, donde la gente vaga de un lugar a otro sin saber qué hacer".
En su opinión, "es normal que quieran venir a Manila, pero cuando has pasado por algo así y decides marcharte, lo último que quieres es quedarte en una tienda de campaña en una base aérea".
Paner decidió tomar la iniciativa porque, como muchos otros filipinos, no está contenta con la actuación de su Gobierno en la gestión del desastre, y afirma que de nada sirve criticar a las autoridades y esperar a que hagan algo.
"Está claro que cuando el Gobierno es así de inepto, alguien tiene que decírselo, pero también hay que actuar para intentar solucionar el problema. Se pueden hacer las dos cosas a la vez", dice Paner, tras expresar su indignación por el hecho de que la gente afectada estuvo "días y días" sin recibir ayuda alguna.
La activista y actriz ha compartido casa los últimos cino días con 13 personas venidas de Paló, otra de las ciudades más afectadas por el tifón, la menor de ellas de 3 meses, la mayor de 68 años.
Imelda de Veyra es una de ellas, y explica que, junto a los otros 12 miembros de su familia, decidió irse a Manila "por miedo a la contaminación, porque había cadáveres por todas partes por la cantidad de gente que había muerto" en el desastre.
"Además, ya no tenemos casa, el tifón se la llevó, así que decidimos salir de ahí", cuenta De Veyra.
"Agradecemos muchísimo tener donde quedarnos, porque Paló ahora mismo es una ciudad fantasma. Poco después del paso del tifón nos dimos cuenta que ya no merecía la pena seguir viviendo allí", relata entre lágrimas.
Esta afectada asegura que, como muchos de sus vecinos, no consideró necesario ir a un centro de evacuación a pesar de vivir en terrenos bajos, pues no sabían que Haiyan fuera a ser tan intenso, ni que causaría una subida del nivel del mar, que fue lo que arrasó la mayor parte de los hogares de la zona.
"Oíamos que el Gobierno hablaba de un posible marejada ciclónica, pero nosotros no sabíamos qué significaba eso exactamente. Quizá la próxima vez las autoridades deberían tratar de comunicarse mejor con su pueblo", sentencia.
EFE
Este gesto de solidaridad de los filipinos responde a la petición de "Project Yakap", algo así como "Proyecto Abrazos", uno de los muchos que han puesto en marcha por iniciativa propia los ciudadanos del país para tratar de ayudar a los más de 10 millones de damnificados por el desastre natural en el que han muerto más de 4.000 personas.
"Project Yakap" intenta "aliviar de alguna forma la situación de caos" que se está viviendo actualmente en Filipinas, apunta una de sus promotoras, la activista política y actriz filipina Mae Paner, conocida popularmente como Juana Change.
Tras la total devastación que sufrieron varias localidades de las provincias de Leyte y Samar, miles de personas de la ciudad de Tacloban, una de las más afectadas, trataban de huir de la zona, y fueron trasladadas a Manila en aviones militares estadounidenses y filipinos.
Pero una vez en la base aérea de Villamor, a escasos kilómetros del centro de Manila, muchos evacuados no tienen a dónde ir.
"Después de un tifón como este, lo que necesitan las víctimas es quedarse en casa de otras personas donde poder comer con gente, hablar con gente, donde poder recibir muestras de cariño", explica a Efe Paner, que ha acogido en su hogar a 13 miembros de una misma familia afectados por el tifón.
"Muchísimas personas han perdido a sus familiares, han perdido sus hogares y prácticamente todo lo que tenían, excepto lo que llevaban encima cuando llegó Haiyan. Lo que necesitan son abrazos", asegura la activista mientras el resto de los 16 habitantes de la casa, un apartamento de 3 habitaciones, preparan la cena.
Paner califica la localidad de Tacloban como "la tierra de los zombies, donde la gente vaga de un lugar a otro sin saber qué hacer".
En su opinión, "es normal que quieran venir a Manila, pero cuando has pasado por algo así y decides marcharte, lo último que quieres es quedarte en una tienda de campaña en una base aérea".
Paner decidió tomar la iniciativa porque, como muchos otros filipinos, no está contenta con la actuación de su Gobierno en la gestión del desastre, y afirma que de nada sirve criticar a las autoridades y esperar a que hagan algo.
"Está claro que cuando el Gobierno es así de inepto, alguien tiene que decírselo, pero también hay que actuar para intentar solucionar el problema. Se pueden hacer las dos cosas a la vez", dice Paner, tras expresar su indignación por el hecho de que la gente afectada estuvo "días y días" sin recibir ayuda alguna.
La activista y actriz ha compartido casa los últimos cino días con 13 personas venidas de Paló, otra de las ciudades más afectadas por el tifón, la menor de ellas de 3 meses, la mayor de 68 años.
Imelda de Veyra es una de ellas, y explica que, junto a los otros 12 miembros de su familia, decidió irse a Manila "por miedo a la contaminación, porque había cadáveres por todas partes por la cantidad de gente que había muerto" en el desastre.
"Además, ya no tenemos casa, el tifón se la llevó, así que decidimos salir de ahí", cuenta De Veyra.
"Agradecemos muchísimo tener donde quedarnos, porque Paló ahora mismo es una ciudad fantasma. Poco después del paso del tifón nos dimos cuenta que ya no merecía la pena seguir viviendo allí", relata entre lágrimas.
Esta afectada asegura que, como muchos de sus vecinos, no consideró necesario ir a un centro de evacuación a pesar de vivir en terrenos bajos, pues no sabían que Haiyan fuera a ser tan intenso, ni que causaría una subida del nivel del mar, que fue lo que arrasó la mayor parte de los hogares de la zona.
"Oíamos que el Gobierno hablaba de un posible marejada ciclónica, pero nosotros no sabíamos qué significaba eso exactamente. Quizá la próxima vez las autoridades deberían tratar de comunicarse mejor con su pueblo", sentencia.
EFE