“El diálogo no puede ser visto como una señal de debilidad, o como un estratagema para atrapar incautos… sino como la consecuencia de una necesidad nacional concreta y urgente: la de encontrar salidas a los graves problemas del país“, así lo expresó el periodista Vladimir Villegas en su artículo de opinión de este martes.
A propósito de la Jornada por la Vida y por la Paz, Villegas manifestó que en la misma “no se pudo visualizar una verdadera unidad nacional frente a la inseguridad”, sin embargo, sostuvo que es un poco prematuro “pensar en una gran movilización que reúna a la colectividad nacional”.
“El diálogo por la vida, para defendernos de los ataques de la delincuencia, para aprobar las reformas legales necesarias para desterrar la impunidad, para fortalecer material y moralmente a los cuerpos de seguridad del Estado es prioritario. Ese es el clamor de la ciudadanía, como lo es también que las cosas no se queden en una declaración de buena voluntad”, aseveró al tiempo que comentó que este diálogo también es necesario en el área económica ya que “el concurso del sector privado es fundamental”.
A continuación el artículo de opinión íntegro:
El diálogo no puede ser visto como una concesión, como una señal de debilidad, o como un estratagema para atrapar incautos, ganar tiempo o desarmar al adversario para tomarlo por sorpresa, sino como la consecuencia de una necesidad nacional concreta y urgente: la de encontrar salidas a los graves problemas del país.Bien bueno, por ejemplo, que se haya realizado el pasado fin de semana una jornada nacional por la paz, convocada por el Ejecutivo, y a la cual se sumaron organizaciones sociales, alcaldías, gobernaciones, parlamentarios y altos funcionarios, vinculados al pensamiento chavista. Lamentablemente, no vimos una verdadera unidad nacional frente a la inseguridad. Tal vez es prematuro pensar en una gran movilización o un gran esfuerzo que reúna a toda la colectividad nacional. No basta decir que todos pueden sumarse, hay que trabajar para que así sea. Y para que muy pronto lo que hoy luce imposible mañana sea una realidad cotidiana.Se han dado pasos positivos, como por ejemplo, las reuniones de trabajo del ministro de Interior, Justicia y Paz con gobernadores y alcaldes de todas las corrientes. Vimos con satisfacción que los gobernadores Aristóbulo Istúriz (PSUV) y Henri Falcón (Avanzada Progresista) asistieron al programa de José Vicente Rangel y pudieron sostener una conversación de altura, cada quien con sus posiciones pero en el ánimo de respetar al otro y reconocer la importancia del diálogo.El diálogo por la vida, para defendernos de los ataques de la delincuencia, para aprobar las reformas legales necesarias para desterrar la impunidad, para fortalecer material y moralmente a los cuerpos de seguridad del Estado es prioritario. Ese es el clamor de la ciudadanía, como lo es también que las cosas no se queden en una declaración de buena voluntad. El gobierno ha planteado que la ciudadanía presente sus propuestas. Yo propondría la creación de una instancia multidisciplinaria y plural que evalúe todas esas propuestas y aporte recomendaciones para su aplicación, en un plazo no mayor de noventa días. Lo ideal es contar con un plan nacional por la vida y la seguridad nacido del consenso.Pero también es vital abrir espacios al diálogo para salir del atolladero económico. El gobierno tiene la responsabilidad de adoptar las decisiones para derrotar la inflación, promover la producción nacional, recuperar nuestro aporreado signo monetario y por ende favorecer el fortalecimiento del poder adquisitivo de la población. El Estado en solitario no puede con el peso de la crisis. Por eso debe llamar a un diálogo a todos los actores económicos del país, sin exclusiones, y sin hacerle concesiones a una retórica que a la larga tendrá que ser recogida por la fuerza de la realidad.El concurso del sector privado es fundamental. La economía, y eso lo sabe todo el mundo, reacciona a las señales. Apertura económica sin soltar el mango de la sartén, pero apertura al fin. Válvulas de escape que contribuyan a aligerar la presión cambiaria. Para bajarle el copete al dólar paralelo es necesario perderle el miedo a las medidas que son inevitables, como una profunda modificación de la Ley de Ilícitos Cambiarios, por ejemplo, y la aprobación de operaciones que antes fueron promovidas desde el gobierno y hoy son consideradas delitos. Aumentar la oferta de divisas provenientes de fuentes distintas al mecanismo oficial es una de las noticias que la gente espera.Se requieren políticas que contribuyan a atraer la inversión, a promover el crecimiento económico, generar empleos de calidad y a combatir con éxito la inflación. Hacer uso del sentido común y de los dos oídos ayuda a acertar en la toma de decisiones y a corregir los errores que nos han llevado a la actual situación de la economía.